El Estado distribuyó US$ 33 millones a las empresas de autobuses de Norberto Milei como ayudas públicas entre 2005 y 2007. Luego se diversificó como empresario inmobiliario y agrícola, creando varias empresas. Y le hasta regaló un apartamento a su hija, la hoy funcionaria Karina Milei. El padre del mandatario, fue presidente y accionista de Rocaraza SA y Teniente General Roca SA, dos compañías de autobuses que funcionan en el área metropolitana de Buenos Aires.
Por: Iván Ruiz (CLIP), Hugo Alconada Mon y Ricardo Brom (La Nación), Emilia Delfino (elDiarioAR), Mariel Fitz Patrick y Sandra Crucianelli
“Yo odio al Estado”, repetía el presidente argentino Javier Milei, una frase que usó durante la última campaña electoral y que define su ideología libertaria. Pero la historia de su familia tiene un capítulo hasta ahora desconocido de millonarias ayudas estatales a las empresas de transporte que manejó su padre entre 2003 y 2007. Años después, Karina Milei, la hermana del presidente y su mano derecha en el gobierno, cosechó beneficios de esa fortuna familiar, cuando recibió un departamento como herencia de su padre.
Norberto Milei, el padre del mandatario, fue presidente y accionista de Rocaraza SA y Teniente General Roca SA, dos compañías de autobuses que funcionan en el área metropolitana de Buenos Aires. La Secretaría de Transporte argentina distribuyó subsidios estatales a estas dos empresas por al menos US$ 33 millones entre 2005 y mediados de 2007, según aparece en cientos de planillas de ese organismo que revisaron La Nación y elDiarioAR, en una investigación coordinada por el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP).
“Mi papá empezó como chofer de colectivos (autobuses). El dueño del colectivo le dejaba trabajar para él los feriados, entonces mi mamá lo acompañaba con un termo de café y un fibrón negro”, ironizó el libertario, durante una entrevista televisiva cuando apenas comenzaba su carrera política. Hace pocos días, sin embargo, Javier Milei volvió a referirse a las aventuras de su padre, aunque con otro tono. Desde el escenario del estadio Luna Park, el presidente le recriminó a su padre, que ahora tiene 81 años: “Papá, vos y tu negocios… qué hacés!”
“Beto” Milei, como todos lo conocen en el mundo del transporte, pasó de conducir un autobús en los 70’ a ser accionista y presidente de tres empresas, cuya cabecera fue la firma Francisco de Viedma SA desde 2001. El padre del presidente argentino controlaba mediante esa sociedad a la compañía Teniente General Roca SA que, a su vez, era dueña de la mitad de las acciones de Rocaraza SA.
Su salto del autobús al escritorio fue contundente: sólo Teniente General Roca llegó a ostentar una flota de 115 autobuses, según consta en los papeles de la empresa. El rol de Norberto Milei fue preponderante dentro de ese conglomerado: presidió las compañías entre 2001 y 2007. Más aún, durante los primeros años fue, también, su accionista mayoritario, según decenas de balances de estas tres firmas que fueron revisados para esta investigación. Las empresas operaban las líneas de autobuses 21, 31, 108 y 146, que trasladaban a miles de personas que atravesaban Buenos Aires de norte a sur y de este a oeste.
Pero el transporte de pasajeros sufrió la gran crisis de Argentina en 2001. Tras la caída del presidente Fernando de la Rúa y una fuerte devaluación, el Estado nacional congeló las tarifas y, a cambio, inició la entrega de subsidios que permitieron, con altibajos, mantener a flote la actividad y, en algunos casos, embolsar ganancias fabulosas.
En ese contexto, la Secretaría de Transporte distribuyó subsidios para Teniente General Roca y Rocaraza, las empresas manejadas por Milei, por al menos US$ 33 millones (a los tipos de cambio entonces vigentes) entre 2005 y mediados de 2007. La cifra se desprende de cientos de planillas PDF que esa dependencia publicaba mes a mes en su página web con el monto detallado de ayudas por empresa y que fueron revisadas para esta investigación. La ayuda del Estado fue clave para que Norberto Milei consolidara su fortuna.



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