(Notas de Usuarios) – En política tanto como políticos o gremialistas, los espacios vacíos siempre se ocupan. Estos espacios si no los ocupa una persona honesta y con conocimientos muy seguramente los ocupará una persona sin los adecuados conocimientos y con dudosa o discutible moral. Los ciudadanos argentinos en su buena fe mezclan y confunden los temas. Una cosa es el mundo político y otra cosa muy distinta es el mundo no político. Dentro del mundo político existen dos clases de políticos, los sin límites y los que sí lo tienen. Siempre detrás de un político sin límites, de un sindicalista sin límites y de un juez sin límites existe inexorablemente y necesariamente un empresario sin límites, esto es algo que lo debemos tener presente. Falsas promesas, demagogias, ocultamientos y denigraciones en campañas proselitistas, son herramientas muy valederas para lograr aumentar el porcentaje de votos a favor, todo sirve, todo suma, nada es deshonesto, el fin justifica los medios, esto en el mundo no político es incompatible con la moral o el uso de las buenas costumbres.
Una democracia sana, seria, responsable con profundos principios éticos y morales, debería estar sostenida por los partidos políticos que funcionen realmente como tales. Con sus propias ideologías, deberían funcionar auténticos equipos técnicos que desarrollarían cada tema específico en función de estas ideologías. De todos ellos saldrían las figuras que difundirían en los ciudadanos sus reales y genuinas propuestas políticas y encabezarían las listas eleccionarias de cada partido político.
De tal modo que existen “supuestos equipos técnicos” especialistas en el arte de hacer posible lo imposible, el arte de la apariencia y de la inducción. En hacer creer que se está haciendo política en serio porque son serios cuando son todo lo contrario, nada más alejado de la realidad que estos supuestos equipos técnicos.
Y en cuanto a las personas que participan de estos supuestos equipos técnicos, absolutamente todos tienen una sola e indiscutida causa en común, muy fuertes intereses personales. Fuertes intereses personales para sus actividades económicas y profesionales privadas, fuertes intereses personales en lograr algún puesto político y fuertes intereses personales figurativos como es regar enormes orgullos personales y descomunales arrogancias.
En resumen, el desastre con 51 muertos de TBA; miles de subsidios a empresas que no lo necesitan; contratos como los de Transporte Plaza aquí en Bahía Blanca llevan a pensar que vivimos en un circo y que a los políticos nada les importa. Proyectos como el del Avión Firecat (bombero) o el proyecto de Defensa Civil duermen en escritorios de funcionarios que nada les importa. Sin nombrar las paritarias de los docentes y los trabajadores de la administración pública totalmente bochornoso.
Parece que trabajar a nadie le interesa; total luego viene la improvisación; para qué planificar si después lo atamos con alambre, triste pero real y es por ello que nuestro país nunca ocupará un lugar importante en Latino América.
Nota de Solo Local: Rosario Di Paolo es dirigente gremial de la Asociación Trabajadores del Estado.
