Curiosamente, el artículo referido más arriba pone en duda la creencia de que las maniobras con GNL tengan riesgos menores debido a que los modelos empleados para simular escenarios peligrosos no son suficientemente completos y necesitan todavía mayor estudio y refinamiento. Los autores reconocen que las técnicas convencionales actualmente utilizadas para identificar y cuantificar los riesgos de este tipo de emprendimientos tienen vacíos y “zonas grises”. Ello precisamente justificó por parte de la Unión Europea el destino de fondos para ampliar el conocimiento y la predecibilidad de dichos riesgos. A raíz de dicha iniciativa se ha difundido un listado de pasos recomendados en cualquier evaluación de riesgos de proyectos de regasificación y ausentes en el proyecto presentado por YPF-Enarsa para Puerto Cuatreros, entre ellos (Delvosalle y otros, 2006):
* análisis previo que identifique escenarios incidentes potenciales atípicos y la elaboración de diagramas con bandas de variación probable.
* listado de sustancias peligrosas presentes en la terminal
* definición de eventos críticos y construcción de árboles que incluyan la cadena de eventos y consecuencias posteriores y
* definición de barreras de seguridad y reconsideración de las existentes (eventualmente una ampliación de la distancia mínima de población estable respecto de las instalaciones de regasificación.
Para ejemplificar la cadena de eventos posibles: fuga de GNL a formación de piletón a intercambio rápido de calor (por contacto con el agua) a transición de fase rápida a explosión.
Así un evento crítico (fuga) puede dar por resultado un evento grave (explosión con consecuente radiación). Un aspecto importante señalado por los autores con relación a la cadena ejemplificada anteriormente es que los modelos que simulan la conexión entre la fase de transición rápida y la explosión contienen un elevado nivel de incertidumbre; se han propuesto muchos modelos que consideran sólo una parte de los factores involucrados pero ninguno ha conseguido modelar la totalidad de los parámetros involucrados. Esto se debe a que un accidente puede seguir numerosas rutas difíciles de predecir. Como consecuencia de esta incertidumbre, no es posible establecer la distancia mínima para evitar compromisos serios con la población cercana.
En suma, no hay certeza sobre la peligrosidad de regasificar GNL para los trabajadores ni para la población circundante. Este tipo de terminales ofrecen mayor seguridad que otras fuentes si se cumplen ciertas condiciones y dependiendo de la dirección que tome la fuga; no hay pruebas de que dichas condiciones se cumplan en cada situación específica. Por ello, afirmar que la regasificación de GNL entraña riesgos menores para la población y el medioambiente es, cuando mucho, ligera.
Referencias
Delvosalle, C., Fievez, C., Pipart, A., Debray, B., 2006, ARAMIS project: A comprehensive methodology for the identification of reference accident scenarios in process industries. Journal of Hazardous Materials, 130: 200–219.
Nota de Solo Local: la autora de esta nota es docente e investigadora de la UNS y Doctora en Economía. En los próximos días, se publicarán nuevos artículos suyos sobre el mismo tema
