¿Cuántas Vidas Más?

(Notas de Usuarios) – ¿Cuántas vidas más costarán la negligencia y/o complicidad de quienes deberían controlar la impericia inescrupulosa de Petrobras? Lea aquí. ¿Cuántas vidas más costará la irresponsabilidad de un intendente siempre ausente de los problemas de vecinas y vecinos de Bahía Blanca, preso del poder y esclavo de sus falsos anuncios? Lea aquí y también aquí. ¿Cuántas vidas más costará el silencio de quienes, por miedo a perder su trabajo, nada pueden decir sobre las condiciones insalubres y riesgosas con que realizan sus tareas? ¿Cuántas  vidas más costará la incompetencia de la “gestión ambiental” de funcionarios municipales y del OPDS, quienes aparecen siempre después… después de un escape, después del sonido de una sirena, después de una explosión, después de accidentes que dejan discapacitados a operarios, después de una muerte? Lea aquí y también aquí. ¿Cuántas vidas más costará la indiferencia de algunos sectores gremiales, que lejos de representar a sus trabajadores, hacen oídos sordos y miran para otro lado cuando “aparece el precio” para sus reclamos? ¿Cuántas vidas más, estamos dispuestos a perder?

 

Una vez más decimos basta. Basta de precarización laboral. Basta de ausencia de controles serios que reflejen la realidad y no sean cómplices del poder de unos pocos en desmedro de la vida de todas y todos. Basta de responsables «virtuales» de la ciudad que aseguran sólo en épocas electorales que «confían en nosotros y que juntos lo haremos mejor».  Basta de hipócritas respuestas aconsejadas por un márketing caro a los bolsillos de los ciudadanos que ya no puede tapar la verdad, hoy teñida de muerte. Basta de sinvergüenzas que quieren hacernos creer que lo que se pierde con «el progreso para Bahía Blanca» son «sólo algunas gaviotas y la ilusión de los atardeceres que ya no verán algunos ambientalistas díscolos».

Ya sabemos que dirán que somos “extremistas”, que estamos “politizados”, que buscamos oposición en tiempos de conformismos oficialistas. En respuestas a esto los invitamos a repasar el archivo de AUKAN, al que “resistimos” con convicción y orgullo. Y si van a decir que “esto fue un accidente”, una fatalidad, que “podría haberle pasado a cualquiera en su casa”… no pierdan más tiempo esta vez.

La respuesta es clara y no pueden verla ó al menos asumirla: este es el modelo que arrasa por el vértigo de su consumo y producción… sin control, sin pausas, sin grandes costos (por eso utilizan el agua gratis, y pagan centavos por el gas y la energía que necesitan)… sin límites de expansión y apropiación y quienes «comandan» este modelo son los rales «dueños de lo ajeno» porque el agua, el aire, el suelo y la vida de otros seres no les pertenece, aunque coticen todo lo que tengan a su paso.
Las voces de las empresas nos dirán que: el sistema es seguro, los errores son humanos, que las familias son compensadas económicamente… todas simples mentiras. Los trabajos son de extremo riesgo y no “accidentes” como reiteradamente y con malicia lo plantean. Vivimos en una” sociedad de riesgo”, nos acostumbramos a él, nos parece lógico perder vidas humanas de amigos/as, novios/as, esposos/as y padres o madres.
Deberíamos como sociedad desacostumbrarnos a vivir con la idea de que morir joven es una posibilidad muy cierta y pensar que en nombre de la modernidad y el progreso, se derrama sangre de nuestra gente mientras nosotros asistimos impávidos frente al televisor.

Es momento de que juntos les enseñemos a quienes dicen representarnos, el significado de «irreparable». Hoy, hasta parece insignificante que desde AUKAN recordemos nuestras preocupaciones (tales como ser previsores e inclusivos ante “decisiones irreversibles” y respetuosos por el “buen vivir” que cada uno elija para su vida). Hoy lamentamos otra muerte, y esa tristeza empaña cualquier análisis, pero no, nuestra necesidad de seguir gritando BASTA.
Irreparable es sinónimo de irremediable. Y ante tanta pérdida, la humana incluida. Ante tanto desapego a la vida. Ante tanta impunidad… quienes dicen representarnos “no tienen remedio”. Y nuestra confianza, no la recuperan más.

Acompañamos a Miguel Graciano en su lucha por la vida y en el dolor, a la familia de Adrián Valente. El dolor de un mundo que está al revés.

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