(Notas de Usuarios) – Hoy nos enteramos de la triste noticia de una nueva muerte por la explosión en la empresa Petrobras que le costó la vida a un operario y dejó en estado grave a otro. Escuchando al Subsecretario de Gestión Ambiental Eduardo Conghos, responsable secundario, -porque recordemos que el primero, es el Intendente Cristian Breitenstein-, no podría dudar que este evento es culpa de Dios. Conghos se encargó, como primera medida, de tratar de demostrar que el recinto donde estaban los operarios era un lugar de descanso entre tareas, aclarando, que dicha habitación, muy, muy cercana a los lugares de operación de la empresa, explotó. Se encargó de hacer notar que en ese lugar, en algún momento, sí se hacían procedimientos u operaciones, pero ya no. Luego pretendió demostrar que este operario no murió por la explosión, sino por el aplastamiento que produjo el desmoronamiento y caída del techo de ese recinto. ¿Pretendió con esto que a los familiares de este operario les diera tranquilidad que la causa de su muerte fuese por esto y no por la tremenda explosión o el fuego? ¿Intentará deslindar responsabilidad a la empresa al no encontrarse en tareas operativas? No lo sé…
Después, continuando su relato, destacó: esto sí, por decisión del Intendente Cristian Breintenstein, dijo ¡con tono enérgico!, que desde las 2 de la mañana la empresa se encontraba clausurada en forma total. Si tomamos solo este dato, hoy podemos decir que la culpa de esta nueva muerte, de esta familia destruida, es culpa de Dios.
Pero no. Es nuestra obligación recordar. No hace mucho murió otro operario en otra planta de la misma empresa (empresa de asfalto). El 22 de junio de 2010 la empresa Petrobras sufrió un “desperfecto” que produjo que los gases de su antorcha se esparcieran por la ciudad, siendo este un hecho de gravedad, que no pudo desconocer siquiera el propio CTE, con Rey Saravia a la cabeza, ni el OPDS. Este evento produjo otra “enérgica clausura” (como la actual), de solo una “partecita” de la planta, que en muy pocos días fue levantada, por el Intendente Municipal, ante el “compromiso” de la Empresa de mejorar sus sistemas de seguridad. Del tema no se habló mas… Lamentablemente hoy tenemos que recordarlo. ¿No Sr. Intendente?, justo en elecciones…
Como ven, los que nos tienen que cuidar como ciudadanos, el Intendente, funcionarios, CTE, OPDS, han actuado como siempre, como nos tienen acostumbrados, “funcionales”. Funcionales al poder económico, dejando de lado la seguridad y el derecho a vivir bien de los ciudadanos, a un lado. Hoy con este nuevo hecho solo puedo decir que la culpa no es de Dios… Dios nos salvó muchas veces, solo vale recordar el escape de cloro de aquel 20 de agosto, que gracias a Él, los vientos ese día llevaron esa nube mortal hacia el mar y no hacia la población de Ingeniero White y Bahía Blanca.
En mi humilde opinión, ¿saben de quién es la responsabilidad? NUESTRA. Nosotros somos los que permitimos la inoperancia, nosotros somos los que dejamos solos a la gente de White cunado comenzaron a sufrir, desde fisuras en sus casas, daños ambientales, hasta graves daños de salud, con la ignorancia de pensar que un muro nos divide y que el problema “es de White”, como si no compartiéramos el aire, agua, y tierra. Lo mismo pretenden hacernos creer desde el Poder Político, disfrazando de “progreso” o “sigamos creciendo”, con la continuación del Polo industrial hasta Cerri, que trae de la mano una planta regasificadora y un dragado con daños ambientales irreversibles.
Vecinos, solo tenemos que vernos reflejados en Ingeniero White para ver que nos espera. Tenemos una nueva oportunidad de luchar por la calidad de vida, tenemos la obligación de no dejar solos a otros vecinos, tenemos que informarnos, tenemos que luchar por trabajos sustentables, con menores riesgos para la vida propia y de terceros. Tenemos derechos. Hagamos que se cumplan. Ningún empleo vale una vida…
Mis condolencias a la familia que sufrió esta lamentable perdida, estoy con ustedes.
