(Notas de Usuarios) – No ser candidato a nada en las elecciones de este año fue mi decisión. Pude haberlo sido y elegí no serlo. Lo hice desde una certeza. La de sentir que como ex intendente elegido por el voto de muchos y desplazado de su cargo merced a un golpe político-judicial-periodístico, propiciado por unos pocos que montaron una descomunal falacia, falacia que el pueblo de Bahía Blanca ha comprendido y no se cansa de repetirme cuando en algún lugar publico algún convecino conmigo se encuentra, todavía me corresponde otro rol. El de ayudar a abrir ojos para que no vuelva a pasar lo que sucedió conmigo y no continúe aconteciendo lo que actualmente nos ocurre a los bahienses, es decir vivir una ciudad a merced de una gestión municipal únicamente puesta en función de hacer negocios de cualquier manera, incluyendo entre ellos y en un puesto muy alto del escalafón, al montaje de una enorme maquinaria de marketing que la retroalimenta con fondos públicos y , para miradas desatentas y desavisadas, puede camuflar una impunidad y una voracidad que ya se torna empalagosa y como tal, intolerable.
Nadie puede sospechar entonces que digo lo que digo desde algún afán electoral o especulación mezquina porque, está claro, no la tengo. Podría ser más cómodo mirar para otro lado o hacer que no veo, pero siento un compromiso insoslayable como ciudadano que, entre otros cargos públicos, primero, durante dos períodos fue concejal y luego privilegiado con el honor de ser intendente por voluntad de sus vecinos y también desde la obligación de iluminar aunque sea una parte de tanta oscuridad pintada de anaranjado, pero en esencia, muy negra y no tengo la menor intención de esquivarlo.
Que quede claro: mientras estuvo dando vuelta la ruleta de las listas y las candidaturas, opté por llamarme a silencio, pero ahora que las cartas están echadas, tengo el firme propósito de aportar a esclarecer todo cuánto esté a mi alcance, desde la experiencia y un conocimiento de causa que me corresponde compartir.
Y como disparador de una serie de planteamientos que tengo previsto formular, elegí una noticia publicada en Solo Local, uno de los pocos medios que permanecen incontaminados por una pauta publicitaria que actúa como bozal.
La referencia es para la puesta en evidencia de una contratación municipal para el traslado de tosca, en apariencia adjudicado en forma directa a dos empresas distintas que en realidad, parecen ser del mismo dueño. Me pregunto si esta sugestiva división no tendrá en realidad la finalidad de evitar el llamado a licitación pública y, por ende, otorgar el beneficio al socio de turno, en lugar de a quien correspondería.
Sin entrar en detalles sobre el caso, muy bien explicado en ese sitio, cabe concluir que ante la sola mención pública de una sospecha de esa índole, lo primero que debe haber es una explicación municipal sobre lo actuado. Luego, debería seguir una investigación (administrativa y por qué no, judicial) para determinar si, efectivamente, puede haber habido una violación de alguna ley y, por último, una repercusión periodística por parte de medios independientes, abocados a su auténtico rol de informar sobre cuestiones públicas y no sólo dedicados a recaudar dinero a cambio de silencio o protección, variante tercer milenio de lo que sucedió en Chicago durante la Ley Seca. (Allá era “o ponés o te mato”, acá es “te pongo para que no digas nada y nos la llevamos juntos”). De más está decir que ninguno de estos tres pasos, ni en este ni en otros casos, se cumplió y en ese sólo detalle, se pone en evidencia con incandescencia la magnitud de las tropelías que se están cometiendo.
Recuerdo con precisión que allá por marzo de 2005, siendo yo intendente, se instaló deliberada y arteramente un cuestionamiento sobre una cuestión de algún modo similar. Como el tiempo demostró, hacía falta para generar el caldo de cultivo que terminó en una destitución sustentada en inconstitucionalidades enormes, por esos días, con letras de molde, como le gusta decir a la actual presidenta, se informó sobre posibles irregularidades en una provisión de tosca para el municipio, ante lo cual, como jefe político de la ciudad, yo mismo me presenté ante la justicia para formular la correspondiente denuncia, que por supuesto, cayendo en manos de funcionarios judiciales completamente funcionales a los mismos que, luego quedó claro, me querían sacar, cayó en saco roto. Pero lo más curioso, por llamarlo de alguna manera, es que un simple ejercicio de archivo periodístico me llevó a descubrir que en aquel entonces, no menos de diez notas periodísticas en menos de 45 días en relación al tema se publicaron, con lujo de detalle, en La Nueva Provincia, hoy, claro está, principal socia del actual intendente y de su jefe político (¿O alguien, todavía puede dudar quien es “el jefe” después de ver este video ?) A la hora de tapar y tergiversar la realidad, sea con sus tapas en las que está “prohibido” que aparezcan noticias adversas a la actual intendencia –en mis tiempos, estaba prohibido que aparecieran noticias favorables y cada día me enorgullezco un poco más de eso— o en los espacios periodísticos de LU2. Tal vez con este escrito, estos y otros medios locales se decidan por fin volver a abocarse a su indeclinable misión de informar, indagar y profundizar. Tienen la oportunidad. Veremos…
Por que sigo empeñado en no parecer soez a no ser que no quede más remedio—y conste que a veces no queda—por ahora, pregunto entonces, si hay ó no hay una distinta vara para medir las cosas… Del mismo modo, así como por aquellos días había fiscales prestos a actuar incluso “de oficio” ante el menor indicio que pudiera ensuciar o siquiera rozar a mi gestión y escandalizar y generar noticias judiciales, hoy pareciera que les pasa un elefante por adelante y no lo ven. ¿O no quieren verlo? ¿O no les dejan que lo vean? ¿Cómo es? ¿Tan puntillosos con algunas situaciones y tan flexibles, tolerantes y permisivos con otras?
Enumeremos, casi al azar, a vuelo de pájaro y sin demasiado orden cronológico:
1) ¿Cuánto salió finalmente la terminal de ómnibus? ¿Alguien lo sabe con precisión? ¿Alguna vez se lo preguntaron puntualmente al intendente?
2) ¿Cuánto dinero se le hizo perder a las arcas de todos los bahienses para quedar bien con quienes hicieron el negocio del aeropuerto, gestionando plata pública para llenar bolsillos particulares? ¿No había que exigirle al empresario Carlos Arecco que pague a lo que se había comprometido expresamente por la explotación de la playa de estacionamiento, algo que nunca sucedió?
3) ¿Por qué se vetó la tasa de exportación con la que desde el Concejo se pretendía gravar a las empresas que actúan en el Polo Petroquímico, y, entre otras cosas, son grandes responsables de la escasez de agua potable cuando no llueve?
4) ¿Por qué, finalmente, se adjudicó al empresario Mario Montoto, parte del negocio de las cámaras de seguridad que la Comisión de Preadjudicación había recomendado no adjudicar, mucho más, después que el mismo beneficiado revelara en un medio capitalino “ser ganador” mucho antes de celebrarse la licitación?
5) ¿Por qué ahora se pretende premiar al mejor amigo del intendente (Federico Weyland) con un cargo provincial, cuando nunca se aclaró debidamente su condición literal de ladrón de agua pública durante dos años, ni mucho menos, el escandaloso negociado del Cine Plaza con la familia política de Iván Budassi ni de la cantidad exorbitante de gastos indefendibles que nunca explicó ni rindió?
6) ¿Para qué se hace una audiencia pública para tratar un tema que ya está decidido (empresa Vale) y que no cierra por ningún lado que no sea percibir que hubo “una extorsión de alguien” queriendo sacar tajada y como no pudo se dio marcha atrás y nadie dice nada del papelón?
7) ¿Por qué el presidente del Consorcio del Puerto, una mañana dice una cosa sobre una posible instalación de YPF y a la tarde todo lo contrario, sin que nadie marque la contradicción, ni la falta de seriedad?
8) ¿Y la remodelación del autódromo? ¿Qué hay atrás de ese negocio? ¿A quién beneficia? ¿No será otra vez poner plata pública para que “alguien” haga su negocio privado?
9) ¿Y el mejor sistema de transporte público del país? ¿Dónde hay que tomar el colectivo para disfrutarlo? ¿En Berlín o en Münich, quizás?
10) ¿Y los supuestos créditos del BID y el Banco Mundial que iban a llegar? ¿Y la construcción de una “Tecnópolis” local, la “Ciudad Judicial”, el acuífero más grande del mundo, el acueducto del Río Colorado, los intercambios culturales y comerciales con China, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y todos aquellos países a los que, entre todos, solventamos los largos viajes del actual intendente, entre otros anuncios pomposos que nunca pasaron de ello? ¿Y el viaje oculto a Alemania dejando montado un operativo de prensa mentiroso para que no se note? ¿Nadie, desde la Justicia, va a preguntar nada más sobre ello, aunque sea por pudor?
Lo cierto es que así como cuando a mí me tocó ser intendente, todos los días, sin piedad ni contemplación, aquello que pudiera parecer aunque sea de lejos una mala noticia municipal era amplificado, reiterado, editorializado de manera hasta impúdica (recuerdo que el pedido de renuncia de un jefe de prensa municipal, hoy devenido en vocero del oficialismo, fue tapa del diario dos días consecutivos con dimensiones similares a la que se le otorgaría a un terremoto) en procura de que en cada rincón de la ciudad se hable del tema, hoy todo se soslaya, se trata de costado, con eufemismos, cuando no, directamente, se oculta.
¿O imaginan que hubiera sido si algún funcionario/a de mi gestión cometía la burrada—perdón pero no encuentro otro término—de referirse a “playa de estacionamiento para las gaviotas cangrejeras” tal cual lo hizo mi ex colaborador Hugo Borelli, devenido en funcionario larraburista sin mediar explicación alguna de su parte (ni que nadie se la pida, claro), según se muestra en este video que circula en Internet?
Probablemente de haber sucedido algo por el estilo durante mi administración hasta se hubiera constituido en nuestra ciudad, invitado por alguna agencia de publicidad con nombre de galletita, algún comité de biólogos internacionales encabezado por el hijo de Jacques Cousteau para limpiar semejante afrenta contra tan nobles representantes de nuestra fauna costera, por lo menos y pedir la hoguera para sus responsables. Y eso sin contar con que se hubieran repetido una y otra vez, en radios e informativos, estos dichos desafortunados, hasta asegurarse que no quede nadie sin enterarse de tamaña barbaridad… A no ser, claro está, que esa “playa de estacionamiento para aves” también, entre gallos y medianoche, termine por ser concesionada al extraño y poco claro mejunje conformado por Altec y Parsa. ¿Alguien preguntará lo que hay que preguntar sobre este tema? O ni siquiera este obstáculo se opondrá a esta forma lisa y llana de seguir sacándole dinero a los bahienses con un sistema tan caro como obsoleto, cuya continuidad por cinco años más anunció—y firmó, entre otros participantes de un escándalo que se las debería traer—Fabián Lliteras.
El actual secretario de Gobierno es otro ex colaborador mío devenido en cortesano larraburista. Junto a él, el inefable adalid del “equilibrio” Iván Budassi, quien, encima, además de muy bien remunerado comentarista de proyectos que quiere presentar como propios pero son ajenos, pulula por las diagonales platenses, negando en algunos medios locales su pasado como militante liberal, según se puede leer aquí y también aquí. Inacreditable. Más o menos lo mismo que si quien escribe, saliera a decir ahora que nunca fue de Villa Mitre ni peronista…
Quien sabe ¿no?, quizás después de leer estas últimas líneas con cierto detenimiento, a algún alcahuete en algún pasillo tribunalicio, le remuerde un poco la conciencia y se le da por ordenar algún “allanamiento simultáneo” en procura de esclarecer aunque sea alguna de las preguntas sin respuestas recién planteadas en relación a asuntos públicos, aunque más no sea para no ser tan obscenamente obvios.
O tal vez, en las redacciones de diarios, o servicios informativos radiales y televisivos, a contadores, gerentes o jefes de sección, ordenar a algún cronista que no tema ser despedido—como les sucedió ya a varios periodistas, por preguntar o decir “inconveniencias”—formular por fin alguna pregunta aunque más no sea un poco incómoda al gerente del sistema al que tributan y del que se subsidian y no limitarse a tirar centros y, babeantes, a emular burdamente a Silvina Escudero y Silvina Luna, juntas, cada vez que entrevistan al intendente o algún otro funcionario municipal.
Si así no sucede, les aseguro que, desde la más plena tranquilidad de conciencia, por nuestro lado, seguiremos intentándolo, en principio a través de estos espacios, libres, puros e inobjetables. Les aseguro que dispongo de material e información de sobra en procura de ayudar a abrir ojos, oídos y mentes, por ahora, único antídoto para intentar ponernos a salvo de manera artesanal de esta plaga que se disfrazará de lo que sea (“kirchnerista”, como parecen marcar las conveniencias ahora, de “de narvaísta”—como parecía quedar bien un par de años atrás—“macrista” o, incluso, “radical”, si es que alguna vez vuelve a ponerse de moda) con tal de seguir haciendo lo único que los motiva y para lo cual me sacaron a mí: negocios y más negocios, pero eso sí, siempre, “por Bahía”…
Dr. Rodolfo Lopes
