(Notas de Usuarios) – Desde el fondo de la Historia, Evita fue la mujer maldita del país burgués, la dirigente de los descamisados, los que el sistema de explotación, que hoy siguen celebrando los oligarcas de la Sociedad Rural, había dejado afuera en un proyecto de país para unos pocos. Evita fué y es la mujer que devolvió la dignidad que les había sido robada a sus grasitas. La mujer que osaba desafiar a los poderosos de afuera y señalar a los traidores de adentro, los que conspiraban contra Perón o solamente lo seguían por oportunismo, esperando el momento de traicionarlo a él y al pueblo peronista. ¡Viva el cáncer! fue el mensaje con que el odio saludó su muerte, sin saber que su partida le abría las puertas de entrada al sentir popular, ese lugar desde donde nadie ya podría arrebatarla. Años de proscripción, represión y muerte no pudieron con su memoria, porque Evita estará siempre en el corazón de su gente, en quienes la conocieron y en quienes fueron conociendo su legado a través de ese aprendizaje que solo el pueblo sabe realizar.
El espíritu de Eva encarna hoy en la memoria profunda del peronismo, junto con el general Perón, los asesinados por la libertadora, el compañero Néstor Kirchner y tantos anónimos que dieron su vida para que este país transite hoy un presente de inclusión social e independencia política bajo la conducción de Cristina Kirchner, digna heredera del legado de Eva.
Pasaron los años y hoy el enemigo sigue siendo el mismo, los intereses oligárquicos, los personeros del odio y los alcahuetes y traidores que denunciara Evita, siguen al acecho, esperando el momento oportuno para atacar a un pueblo que en paz construye su destino. El deber que la hora demanda es cuidar y defender un proyecto de país para todos, con justicia social y sin excluidos. Para que la lucha que tanto tiempo y vidas se ha llevado tenga sentido y su herencia se haga realidad.
Compañera Eva, presente ahora y siempre en el corazón de su pueblo.
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