El video que acompaña esta nota fue realizado en Perú. Pero su contenido tiene gran vigencia local, justo cuando los ciudadanos de Bahía Blanca comenzamos a discutir si se debe o no extender el área de asentamiento industrial hacia Puerto Cuatreros, en General Daniel Cerri. Algunos vecinos están entusiasmados con la idea. Suponen que estas inversiones derivarán en la creación de nuevos puestos laborales.
No necesariamente. La historia del Polo Petroquímico bahiense demuestra que buena parte de esa mano de obra no proviene del entorno más cercano; esto, porque la complejidad de la producción requiere recurso humano especializado. Por otra parte, la experiencia nos muestra que lejos de mejorar, la calidad de vida de los whitenses empeoró a partir de la llegada de estas compañías.
En el caso de Cerri, se sabe que el tráfico portuario y las tareas de dragado impactarán negativamente en la reserva ecológica costera. Pero islas del Estuario y fauna en peligro de extinción no serán lo único que deberemos lamentar. Así como comenzaron a aparecer casas fisuradas en Ingeniero White, cabe preguntarse si no podría suceder lo mismo en suelo cerrense. Y si así sucediera, el valor de la tierra y las propiedades, disminuiría.
La radicación de nuevas industrias, como la planta almacenadora de Potasio Vale y la planta regasificadora de YPF, han sido proyectos que se presentaron «empaquetados» a la sociedad.
Las autoridades dijeron «lo hablamos con los vecinos», es probable que se refieran a consultas con algunas ONG, como las fomentistas. Pero sucede que muchas de estas organizaciones no necesariamente representan el sentir de la mayoría de los pobladores.
Este fenómeno se vió claramente durante la primera crisis del transporte, a poco del arribo del Grupo Plaza. Cada vez que apareció un piquete, podía escucharse a Cristian Breitenstein decir «no me gustan los piquetes».
El intendente de Bahía Blanca debería saber que, en ese caso, el piquete fue la manifestación del fracaso de su administración. El Estado, es quien debería promover el diálogo inclusivo, bastante antes de anudar los negocios ajenos. Si el gobierno hubiera cumplido con su rol, no tendríamos en Bahía Blanca ciudadanos nucleados en Usuarios Testigos del Transporte, ni Vecinos Autonvocados por el Agua, ni Comisión Vecinal Interbarrial.
Cuando aparece un piquete por televisión, lo que se ve no son «ciudadanos violentos que cortan calles violando la ley». En realidad, ve mucho más: la representación gráfica de una administración pública que no supo prevenir el conflicto.
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