En Bahía Blanca, cada vez que las autoridades han hablado del dragado en el puerto de Ingeniero White, lo han hecho casi siempre de manera auspiciosa, emulando las ventajas derivadas de la ecuación económica que deviene de un mayor movimiento portuario. No se nos dijo de manera contundente que en realidad, el dragado imprime una carga importante de daño ecológico, al originar movimientos de sedimentos contaminados, como tampoco se nos dijo claramente que el dragado era responsable por el descenso de las napas. Tampoco escuchamos muchas voces diciendo que por culpa del dragado un gran número de casas whitenses terminaron fisuradas. Antes bien, tales males fueron atribuídos a otros actores, como al funcionamiento de la Central Termoeléctrica, los cambios climáticos o la suma de varios factores. Tras la polémica por extender aún más la zona industrial hacia áreas más protegidas, ahora sabemos que el dragado y sus consecuencias son el precio que los bahienses tenemos que pagar para que sectores poderosos económicamente, como el petrolero, químico, energético y cerealero, hagan muy buenos negocios. La estela que estas operaciones dejan en el camino es casi fantasmagórica. Las ganancias económicas versus la destrucción de nuestro ecosistema y el grave riesgo en el que se encuentra la reserva costera parecen importar poco y nada. Es progreso, dicen, y por ende es bueno. Claro, si de dinero se trata. ¿A quién le preocupa la Gaviota Cangrejera o el Chorlito Pecho Canela? ¿Acaso la economía que mueve el puerto a su alrededor, debe resignar posiciones frente al destino de unos animalitos desconocidos que pocos aprecian? Esta semana se conoció el contenido de una carta que la Dra. Verónica D’Amico, investigadora del CONICET, envió al HCD (Ver texto completo haciendo clic aquí). La nota expresa la preocupación por las futuras obras de dragado y profundización del Canal Principal en el sector comprendido entre puerto Galván y el muelle Cuatreros de Gral. Daniel Cerri. «Tenemos motivos para creer que esto impactará negativamente sobre los humedales cercanos afectando a su vez a las especies que habitan en ellos. La elección de este sitio por parte de YPF para la ubicación de buques regasificadores y metaneros es ambientalmente incompatible con la conservación de la zona», puede leerse. El contenido de la carta es un severo llamado de atención a las autoridades bahienses, sobre el riesgo que corren los humedales y las aves que habitan la reserva ecológica local, ya que cualquier modificación que se haga, los afectará directamente en forma negativa.
2) El dragado del Canal Principal de Navegación es otra de las actividades importantes en el área que inciden en el transporte de contaminantes. Esto se suma al importante impacto del volcado de efluentes cloacales insuficientemente tratados, sobre el área del Estuario de Bahía Blanca. La situación genera una acumulación de contaminantes biológicos y químicos en los sedimentos, los cuales pueden transformarse en reservorios de microorganismos potencialmente peligrosos. Existiendo la probabilidad de que sean resuspendidos a la columna de agua, por condiciones meteorológicas o por actividades de dragado.De persistir esta situación se pone en riego no sólo el ecosistema, sino también la salud de la población que utiliza la zona con distintos fines (Ver texto aqui)
4) Al momento de establecer las causas por las cuales se ha producido la disminución del recurso pesquero, se proponen distintas hipótesis, las que individualmente o en conjunto habrían ocasionado el descenso de las capturas. Una de esas hipótesis es la postulada por Sardiña y Lopez Casorla (2005) en la que argumentan que la composición del plankton dentro del estuario ha sido modificada debido al aumento de la actividad portuaria, los continuos dragados y el vertido de desechos urbanos e industriales. Dicha modificación en el plankton alteraría la cadena trófica dentro del estuario, por lo que influiría en la disponibilidad de alimento en el mismo. Afectando así la función básica del estuario en el ciclo de vida de las especies migratorias, es decir la alimentación y recuperación de los adultos luego del desove y el desarrollo de juveniles antes de emprender su primera migración. Con respecto a la disminución del recurso, son muchas las causas. Una de ellas es el aumento de la actividad portuaria en el estuario de Bahía Blanca. Los continuos dragados y la contaminación por el vertido de desechos en las aguas del estuario habrían perjudicado el alimento de los peces, con lo cual el volumen de peces que ingresa al estuario sería menor, dado que la cantidad de alimento es insuficiente (Ver texto aquí)
8) Una visión diferente acerca del dragado y radicación de nuevas empresas entre los Puertos Galván y Cuatreros. En Bahía Blanca el avance urbanístico–industrial y la actividad portuaria han modificado el patrón ambiental originario de forma irreversible. El sector que se ubica desde el Canal Maldonado hacia el Partido de Villarino es, hasta el momento, el menos impactado por la actividad humana y con ecosistemas nativos en buen estado de conservación, posibles de ser protegidos.(Ver texto aquí).
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