De la Felicidad de Unos a los Privilegios de Otros

(Notas de Usuarios) – Así como, según la propaganda, Riquelme está feliz, Rosso está desconcertado. Si, acostumbrado como está a referirse a él mismo en tercera persona, el 10 de Boca tiene la grandeza de no tomarse demasiado en serio a sí mismo y de paso tomar gaseosa y comer papas fritas gratis por el resto de su vida ¿qué queda para el resto de los simples mortales? Rosso tiene claro que hay unos cuantos esperando una nueva entrega de sus crónicas y no quiere decepcionar a nadie, pero admite, se encuentra en una encrucijada. Rosso teme que, por no dejar de lado una cierta periodicidad, pueda caer en el error de no estar a la altura de sus envíos anteriores en materia de rigurosidad informativa, no obstante hará el esfuerzo. ¿Qué pasó? ¿Ya hay muchos avivados y todos empezaron a cuidarse hasta de hablar consigo mismos frente al espejo? No, nada de eso. Al contrario. Además de sus ojos y sus oídos (por lejos, principal recurso a la hora de obtener información), la casilla de email y los mensajes privados que recibe, están cargados de datos y versiones, algunos disparatados, otros malintencionados y unos pocos, punta de ovillos muy interesantes de ser desanudados con paciencia y meticulosidad.

 

Por caso, uno que se refiere a ciertas desventuras del ex presidente del HCD, Marcelo Ciccola y su poco feliz gestión para “arriar masas” dispuestas a participar en el reciente acto convocado en Empleados de Comercio con la excusa de recordar el natalicio de Eva Perón, en realidad un amague para blanquear un poco más la fórmula “Cristian al gobierno, Dámaso al poder”.La cuestión es que Ciccola se las vio negras para “juntar gente” como le pidieron que hiciera, dada su condición de “responsable de la cartera social municipal”. Como era de prever, entre los muy pocos que fueron por propia iniciativa , el detalle de la escasa prolijidad con que se manejó cierta “motivación extra” que se les dió a otros, cayó muy mal y no tardaron en aparecer los reclamos:“¿Por qué a fulanito que trajo a cuatro le prometieron una mensualidad de 1.200 mangos y a mí que traje siete no me dieron nada?”

En definitiva, con la intervención de operadores más experimentados (entre ellos, el histórico escudero de Larraburu, Eduardo Lino Bidondo y Sergio Paladino, dicho sea de paso otro de los que sueña con una senaduría provincial, dentro de una lista larguísima) la cosa no pasó demasiado a mayores, más allá de la satisfacción de algunos veteranos un poco celosos, quienes parecieron disfrutar una vez más, al hacerle notar al “jefe” que el joven abogado, en quien hubo depositadas tantas expectativas de su parte, una vez más, no había estado a la altura de sus requerimientos.

Y de paso recordaron, la “metida de pata” con que inauguró su gestión como secretario del gabinete, al anunciar a los cuatro vientos su voluntad de propiciar la demolición de la sede del instituto “Valentín Vergara”, un edificio que integra el patrimonio arquitectónico de la ciudad: No sea cosa que si no lo paran se le dé por reducir a escombros otras joyas edilicias como el Club Argentino o la Biblioteca Rivadavia.

Pero no es cuestión de cargar demasiado las tintas con Ciccola, no sea cosa que a alguno le pueda parecer que se trata de un funcionario por el cual Rosso guarda una predilección especial, ya que Rosso no olvida que fue con motivo de brindar detalles sobre una singular reunión de periodistas convocada por este muchacho, que se decidió a iniciar este ejercicio de poner bajo la luz pública algunos hechos de la política local que, por esas cosas de la vida (…y mucho más), no se comentan en otras partes.

Lo que en verdad le sucede a Rosso es que advierte cómo la realidad supera a la ficción y cada mañana, la muy impiadosa, se las ingenia para dejar en orsay a quien pretenda hacer una pausa para procurar, siquiera analizar mínimamente lo que sucedió en la tarde o la noche anterior.

Entonces, con sólo tratar de mirar un poco más allá de lo que dicen las noticias y conjugarlo con lo que le cuentan, se agobia con interrogantes de, todavía, incierta respuesta, pero dignos de ser planteados en procura de compartir ese desconcierto.

Uno de ellos es el que surge con esta posibilidad cada vez más factible de que se concrete un acuerdo electoral entre Ricardo Alfonsín y Francisco De Nárvaez. ¿Cómo sería un correlato a nivel local de semejante menjunje?

Cabe suponerse que Juan Pedro Tunessi bien podría ser candidato a intendente por ese nuevo espacio. Ahora ¿en qué lugar quedarían los “denarvaístas” vernáculos? “Perfectamente, Luis Vidili podría ser un gran secretario de gobierno ¿o hay alguien más entrenado que él para conjugar los recursos públicos con los privados con finalidad social?”, deslizó alguien perfectamente conocedor de que un entramado de esa índole suena más disparatado ante los ojos de los simples espectadores que para las percepciones bastante más agudizadas de observadores más curtidos en contemplar el devenir del llamado “arte de lo posible”. Estos consideran al acuerdo “Alfonsín-De Nárvaez” como una salida bastante audaz pero pragmática en procura de intentar resistir lo que algunos vaticinan como un “tsunami cristinista” para octubre venidero.

Ahora ¿cómo caería semejante acuerdo de cúpulas en un electorado con ostensible raigambre radical, como, por historia y paladar, cabe considerar al de la ciudad de Bahía Blanca?

Esa es una incógnita que sólo las encuestas ayudarán a despejar, pero no totalmente, porque las variables a tener en cuenta son demasiado diversas, e incluyen a una en la que De Nárvaez, cree ciegamente y con motivos, a partir de su experiencia de 2009: la megacampaña publicitaria. “Que Juan Pedro y Vidili puedan llevarse bien es mucho más factible que una familia que tiene la boina blanca del abuelo enmarcada en la chimenea del quincho, pueda digerir un acuerdo de esta naturaleza”, reflexionan algunos. “Al fin de cuentas, tanto Tunessi como el ex bochófilo—por Vidili—o incluso Julián Lemos, forman parte de cierto establishment local, siempre bien dispuesto a guardar formas y mantener el statu quo, más allá de las ocasionales disputas electorales.

El tema es lo que vayan a hacer los miles que votan al radicalismo por tradición, si se quiere, el mayor caudal de la fuerza en la ciudad. Es decir, si lo aceptan o no. Por allí, De Nárvaez bombardea a todos los canales de televisión con un spot emotivo diciendo que este acuerdo en 2011 es la revancha histórica de la fórmula que no pudo ser entre Balbín y Perón en 1973 y quien te dice que se salven las ropas y un poco más.

 

Volviendo a la tercera persona, tan útil en este casos, hay que decir que en ese momento de la charla, a Rosso, le alcanzó con una mirada para expresar sus inmensas dudas respecto que, más allá del nombre de pila, pueda presentarse y aún con todo el marketing del mundo a disposición, algún paralelo posible entre el hijo de Raúl Alfonsín y Ricardo Balbín y mucho menos entre el empresario colombiano y “el General”.

Pero esto no pareciera preocupar tanto como ver qué hacen Jaime Linares y Raúl Woscoff. Si ellos llegan a arreglar, algunos estarán en problemas.

En efecto, un posible acuerdo Alfonsín-De Nárvaez, cuenta con grandes chances de dejar completamente de lado al GEN en el que revistan el ex intendente y su hermana Virginia, actual diputada nacional, espacio en el que todavía parecen imperar ciertas convicciones por encima de las urgencias electorales y las conveniencias transitorias. Y ese, en clave bahiense, no es un dato para nada menor. Las diferencias históricas entre los hermanos Linares y Tunessi existen, más no son el marcado encono que separa a éste de Raúl Woscoff. No obstante, en tren de conjeturas, un armado Alfonsín-De Nárvaez, podría dejarlos, sin más remedio, bien enfrente de la expresión local de semejante acuerdo. Sabido es que todo parece indicar que ni el ex intendente ni su hermana tienen voluntad de terciar por recuperar la intendencia que perdieron en 2003, pero si las circunstancias los obligan, bien podrían acceder a conformar una fuerza conjunta con Integración Ciudadana, tal cual sucede hoy en los hechos en el Concejo Deliberante con el llamado “interbloque” del que participa Elisa Quartucci.

También es sabido que Integración Ciudadana nunca se ha mostrado demasiado proclive a dejar de ser una agrupación estrictamente vecinalista, algo que constituye al mismo tiempo una fortaleza y una debilidad, esto último en especial en elecciones para cargos ejecutivos. La pregunta entonces es si el acuerdo Alfonsín-De Nárvaez, en caso de llegar a concretarse, terminará por acorralar al GEN de Margarita Stolbizer y compañía a conformar otra fuerza nacional, por caso con parte del socialismo (¿Hermes Binner?), ¿esa nueva expresión no podría ser tanto ideológica como electoralmente convincente para que Integración Ciudadana se decida a pasar a formar parte de ella?

En tren de dejar volar la imaginación, se puede suponer que algo como esto, al mismo tiempo (más allá de que así como hay diferencias con Tunessi, en algún momento también la hubo con Woscoff) a los Linares les allanaría el camino para aspirar a continuar en candidaturas ejecutivas o cargos legislativos importantes (sean seccionales o nacionales) y a Woscoff, le permitiría mirar bastante más arriba del 20 por ciento que obtuvo en la última elección y con el plus de tener a Juan Pedro Tunessi, su archirrival personal de toda la vida, bien enfrente, ambos frente a frente, disputando “eso que alguna vez fue el radicalismo bahiense”, con la salvedad de que Tunessi lo haría como parte de una boleta que lleva como candidato a gobernador a un señor colombiano que se dice “peronista”, aunque nadie cree que lo sea.

Y para más elementos, no hay que descartar que en caso que esta carambola llegue a producirse, Woscoff pueda formar parte de una boleta que en algún tramo (quizás para gobernador o vice) lleve bien grande el nombre de Jaime Linares, dicho sea de paso, el nombre propio que en esta ciudad más sufragios cosechó el 28 de junio de 2009 (casi el 45 por ciento). ¿Es muy descabellado suponer todo esto? Casi lo mismo que si hace unos meses alguien se atrevía a sugerir que el mismo hijo de Raúl Alfonsín iba a coquetear con Francisco de Nárvaez… O que Mauricio Macri se iba a bajar de la carrera presidencial en los vergonzosos términos en que lo hizo y dejando, a nivel local, a Constanza Rivas Godio más desorientada que Fabián Lliteras y Hugo Borelli en el Día de la Lealtad. Y eso, es mucha desorientación.

La metáfora de los 21 K

En este punto del recorrido, con contundencia vuelve a surgir otro interrogante insoslayable: ¿Qué sucederá con el kirchnerismo bahiense, en especial dentro de lo que se denomina “Frente para la Victoria”?

Puede que no inocentemente, pero ya las primeras encuestas han dado indicios de que en caso de haber una única expresión con ese sello a nivel local, así como se presentan las cosas, esta contaría con grandes chances de triunfo, mucho más si en la vereda (o en las veredas) opuesta(s), la oferta llega a estar bastante dividida.

Pero ¿puede haber otra lista peronista-kirchnerista a nivel local?

Los puristas de la ley (entre quienes, en este caso, se cuentan más interesados que nunca en serlo, a los larraburistas) sostienen que, a diferencia de 2007 (Federico Susbielles) y 2009 (lista encabezada por el actual delegado de AFSCA, a quien un legislador provincial, sobre quien habrá abundante referencia como conclusión de este escrito, aconseja “no mencionar”), en ambos casos bajo el sello del Partido de la Victoria, esta vez no resulta posible, porque las cosas deberían dirimirse en las Primarias de Agosto.

Otros no están para nada seguros de que así vaya a ser y mencionan el saldo deudor de Breitenstein con la Casa Rosada: por no haber sido “candidato testimonial”, por no haberse jugado cuando lo de “la 125”, por su postura con relación a la Ley de Medios y al Matrimonio Igualitario, sumado a su amistad con Vicente Massot y su reciente desliz respecto que en el país entre 1976 y 1983 “hubo una guerra… asimétrica”, definiciones que dejaron estupefactos a quienes tomaron nota de sus dichos en los despachos circundantes al de la Presidenta de la Nación.

Además, Breitenstein no sólo todavía mantiene las cuentas en rojo con el gobierno sino que crea las condiciones suficientes para que algún grupo más genuinamente “K” pueda pedir una habilitación para impulsar una expresión sin titubeos representante del ideario de Néstor Kirchner y su “modelo nacional y popular”.

Después del “acuerdo programático” celebrado entre Federico Susbielles y Dámaso Larraburu, idea averiada a poco de empezar a navegar por el “affaire” Palomo (sirva la mención para invitar a los lectores a que, si llegaron hasta acá, no se pierdan el cierre de este artículo, porque el actual Secretario de Salud municipal no es el único preocupado por lo que pueda deparar su futuro laboral cuando los puestos políticos se terminen), quienes quedan en potenciales condiciones de encarnar una lista de esta naturaleza, cada uno por su lado, son el ex intendente Rodolfo Lopes o el actual legislador provincial Marcelo Feliú.

También existe la alternativa que por la vertiente que postulará a Martín Sabbatella para la gobernación, una lista local pueda llegar a estar encabezada por los actuales concejales Alejandro Curino o Esteban Obiol, pero los números del ex intendente de Morón en esta parte del país no son los mismos que insinúa en el Conurbano.

Lo cierto es que, para fortalecer suspicacias, una reciente encuesta difundida sorprendió a varios indicando que casi 4 de cada 10 bahienses, tiene una imagen positiva de Rodolfo Lopes.

Sin ir más lejos, se ve claramente a través de las redes sociales que Lopes recibe no pocos mensajes favorables a su persona, muchos de los cuales lo exhortan a “volver”.

Por lo pronto, cuando se lo consulta al respecto, acaso saliéndose de la vaina, responde con la corrección y la cautela que tal vez no tuvo cuando estuvo en el poder y con un brillo en los ojos indica que “nunca se fue de la política ni se va a ir jamás”.

Para algunos, en relación a ciertas preguntas, todo lo que no sea un “no” rotundo equivale a un “sí” y para otros, todo lo contrario. Quienes lo conocen, tienen muy en claro que Lopes sabe bien que un intento en ese sentido está indefectiblemente sujeto a un visto bueno desde muy arriba.

La pregunta es si luego de su destitución le habrán quedado al ex intendente canales comunicantes con resortes de real poder a nivel nacional y provincial… A quienes dudan de ello, tal vez les sirva recordar que en tiempos de Felipe Solá gobernador, él, junto con el ex intendente platense Julio Alak, fue uno de los primeros impulsores a nivel provincial del Frente para la Victoria que en 2005, prácticamente barrió al “duhaldismo” (en el que por entonces revistaban el actual intendente Breitenstein y su jefe político, Dámaso Larraburu y que hoy podría tener en Jorge Scoccia, a juzgar por lo que se vio durante la reciente visita de Duhalde como cara más visible y potencial candidato a intendente) de la faz de la Tierra.

Y con respecto a la posibilidad de que Feliú pueda encabezar una alternativa electoral al larraburismo al que está enfrentado desde hace más de una década, dado que el legislador prácticamente no habla de otra cosa que no sea su actividad como diputado, Rosso elige, a manera de significativa metáfora, describir un hecho objetivo del que fue testigo personal como espectador de la reciente media maratón (carrera de 21 kilómetros), organizada por el Municipio, el pasado 1º de Mayo, “Día del Trabajador” dato, por lo menos, curioso para una intendencia que se dice “peronista”.

Sabido es porque se difundió ampliamente en los medios filo-oficialistas (por caso La Nueva Provincia) que el intendente cubrió el trayecto en bicicleta. Su (falta de) estado atlético parece que no le dejó otra posibilidad que recurrir a ese vehículo para completar esa distancia y, fiel a su costumbre, no quiso perderse la posibilidad de que “mucha gente lo viera” a lo largo de tan extenso recorrido.

Ahora bien ¿había necesidad de hacerlo en bicicleta? ¿No es demasiado explícitamente “figurón” cubrir pedaleando una carrera pedestre?

Evidentemente, alguien debe haberle sugerido, “Cristian, tratá que la gente te vea, que este año hay elecciones” o algo por el estilo, y el tipo, implacable cuando de marketing se trata, no lo dudó. Entregar los premios o haber hecho el clásico disparo de largada, como la lógica marca para el caso de funcionarios que no tienen por qué ser “medio maratonistas”, aparentemente, no le resultó suficiente.

Como costo, hay que decir que no faltó quienes le hicieron notar el “detalle” con disímil elegancia. Sin ir más lejos, quien esto escribe fue testigo de cómo un corredor, al ser sobrepasado por la bicicleta del intendente, le hizo notar el mal ejemplo que suponía que no usara el casco reglamentario, a lo que el jefe comunal, respondió jocoso que no había encontrado uno que le calzara (?) ¿Será porque de haber usado casco hubiera resultado menos reconocible?

En fin, quien sí corrió los 21 kilómetros, y hay que reconocer que se los “bancó” a un ritmo aceptable para alguien que supera los 50 años de edad, fue Dámaso Larraburu.

Primera conclusión: Breitenstein está para que lo vean, sea andando en bicicleta cuando todo el mundo debe correr, pero que lo vean. Quien en realidad corre, hace el esfuerzo y pone el cuerpo, es Dámaso Larraburu.

¿Y Feliú? Sabido es que el legislador tiene por hábito practicar deportes: es cinturón negro de karate y se lo puede ver los fines de semana, trotar por distintos senderos de la ciudad.  Cabe suponer entonces que estaba en condiciones de correr los 21 K sin problemas y hasta, si se quiere, de cumplir una performance bastante superior a la de su rival político, Dámaso Larraburu. Sin embargo, no corrió. Y allí está la segunda conclusión. Cuidado, solo pretende ser una metáfora. Nadie sabe si ese día a Feliú le dolía la muela o tenía otro compromiso o simplemente no se le antojó hacer semejante esfuerzo. Tan solo, sirva el ejemplo de su ausencia en una competencia de cierta exigencia para trazar un paralelo con la vida política de la ciudad y cierto dato con el que sus rivales—empezando por el propio Larraburu—cuentan a la hora de hacer pronósticos: “Feliú podría ser… pero no se anima. Ni se va animar. A la hora de poner lo que hay que poner, siempre tiene otra cosa que hacer…”

¿Palomo, Budassi y un posible denominador común?

El siguiente asunto está directamente relacionado con otro del que no se ha hablado lo suficiente en los medios bahienses, aunque suele ser tema de análisis dentro del oficialismo municipal.

A diferencia de lo que estaba previsto cuando se presentó el “Acuerdo Programático” entre Dámaso Larraburu y Federico Susbielles, el perfil público del doctor Diego Palomo ha sido descendido hasta niveles casi imperceptibles.

El estado público que tomó su jugada de reservarse un cargo en la planta permanente del PAMI antes de asumir como secretario de Salud, lo dejó en una posición incómoda tanto hacia fuera como hacia dentro del oficialismo.

Lo cierto es que cuando dentro de la intendencia se escucharon algunos reproches del tipo “no era que Susbielles y Palomo eran lo nuevo, lo presentable, lo vendible” y pases de factura por el estilo, en el riñón del intendente hubo alguien que tragó saliva y tomó nota de un detalle no menor: no sería Palomo el único al que se le puede reprochar tener un futuro laboral en un organismo público más allá de la duración un cargo político. Todo parece indicar que el diputado provincial Iván Budassi se encuentra en una situación bastante similar. Pese a su renuncia al cargo que tenía en la AFIP, de la aceptación de la misma sirge claramente que tiene reservado su lugar en la planta permanente del organismo que lidera Ricardo Echegaray.

En la página 28 del Boletín Oficial publicado el lunes 14 de diciembre de 2009, (se accede a su lectura haciendo clic aquí), aparece la resolución Nº 593/09. firmada por Ricardo Echegaray. La misma deja por sentado que el titular de la AFIP aceptó la renuncia de Budassi al cargo de director general del organismo, para asumir como diputado provincial. Sin embargo, acto seguido, dice que «se limita la licencia sin goce de haberes otorgada en su momento al Abogado Iván Fernando Budassi (Legajo Nº 42.817/39), quien se reintegrará a su respectivo cargo de Planta Permanente del Convenio Colectivo de Trabajo aprobado por Laudo Nº 15/91″

Lo llamativo de esto, es que en su currículum oficial, tal como se lee en este link de Cámara de Diputados Provincial, no se lee más trayectoria en la AFIP que la del 2009, reportándose en sus antecedentes laborales: «Administración Federal de Ingresos Públicos, Director General de Recursos de la Seguridad Social, (2009)«,

Este dato demuestra que nunca fue empleado con anterioridad a su nombramiento en dicho organismo, por lo que cualquier ciudadano podría pensar que su ingreso a la planta permanente de la AFIP se tramitó durante los 11 meses y 10 días en los que ocupó la Dirección General de Recursos de la Seguridad Social.

Es probable que, tal como sucedió cuando a instancias del hoy secretario de Gobierno, Fabián Lliteras (por entonces, en la vereda de enfrente del oficialismo local) se descubrió que Budassi se las había arreglado, mediante un “tecnicismo legal” sustentado en un dictamen de uno de sus subalternos, para cobrar el plus por su antigüedad como docente universitario en su salario como secretario Legal y Técnico del Municipio, el hoy legislador no dejará pasar mucho tiempo sin exponer sus argumentos y explicaciones administrativas al respecto.

Pero lo concreto, sean cuales vayan a ser sus explicaciones, en la intrincada puja interna del oficialismo bahiense, este detalle no será pasado por alto por quienes vienen soportando algún tipo de “pase de factura” por la incorporación de Diego Palomo al equipo del intendente.

Y ya que estamos hablando de privilegios, también salió a la luz hace pocos días, como se lee en este enlace, un hecho que coincidentemente protagonizó el mismo legislador bonaerense. La publicación reportó que tras habersele labrado una infracción por exceso de velocidad, Budassi habría chapeado al personal policial alegando su condición de diputado provincial. Menos mal que el agente ni se inmutó y por lo que se lee en la publicación, le habría retenido, como indica la ley,  su licencia de conducir.

Uno no puede dejar de preguntarse por qué este tipo de hechos se hacen públicos en otras ciudades, pero no se difunden puertas adentro de la ciudad. ¿Qué tipo de tratamiento le darían los medios adictos a la pauta oficial local si estos datos tuvieran por protagonistas a actores ajenos al oficialismo local?


 

Enviado a Solo Local por Santiago Ismael Rosso

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