Caso Germani: Defender lo Indefendible

(Notas de Usuarios) – Con sus recientes declaraciones públicas en las que insistió en defender lo indefendible, el juez Ricardo Germani no hizo más que seguir poniendo en evidencia, una conducta propia de cualquier delator descubierto: perdido por perdido, tratar de arrastrar a alguien más en su caída y, de paso, ya que está, tratar de obtener algo de protección bajo el ala de un nuevo mandadero. Para ello no aportó ningún elemento que permita salvar su postura sino que, lejos de eso, se dedicó a intentar sembrar confusiones en relación a un asunto que está muy claro y no admite discusión alguna. Esto es que a la hora de acceder a un cargo público, este personaje ocultó un antecedente que, de haber estado en conocimiento de quienes tenían a su cargo la responsabilidad de otorgárselo o no, directamente los hubiera llevado a no convalidar su nombramiento y que por esa conducta corresponde que deje ese cargo a la brevedad.
Es muy obvio que el nuevo mandadero del juez Germani, al igual que el del actual intendente municipal, no es otro que Dámaso Larraburu y a él es a quien, en procura de aferrarse a su cargo, pasó a prestarle servicios al tratar de enlodarme a mí con una mugre cuya limpieza es responsabilidad de otros.

Lamentablemente para todos ellos y sus oscuros propósitos, la verdad es tan evidente que cualquier intento de ocultamiento no resiste siquiera el menor rayo de luz sin desbaratarse por completo.

Muy arteramente, en un ardid en el que para nada cuesta ver la perversa impronta de Larraburu, Germani, hasta se atrevió a comparar su situación con la del doctor Eugenio Zaffaroni, actual ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación…

Lo curioso es que ambos casos no sólo no son comparables en lo más mínimo, sino completamente contrarios: el doctor Zaffaroni hizo precisamente lo que Germani no.

Es decir, no sólo jamás ocultó su pasado, sino que, en todo momento, incluso antes de acceder a su actual cargo, siempre reconoció su actuación como juez en tiempos del Proceso Militar y puso toda la información en relación a ese dato a consideración de quienes debían tomar la decisión de ungirlo o no hacerlo.

Nada de eso hizo Germani con quienes intervenimos en su designación…

Más aún, con descomunal caradurez, se atrevió a argumentar que consideraba que haber sido “agente de inteligencia del Ejército durante el “Proceso Militar” no le parecía un antecedente “académico” digno de ser mencionado a la hora de acceder a un cargo democrático.

¿No será que temió que la sola mención de ese detalle le hubiera hecho bastante ruido al intendente y a los concejales que debían evaluar su pliego?

Sí, como el se animó a argumentar con pasmosa frialdad, su llegada al Ejército se debió a que los militares lo conocieron como “jefe de un equipo de vendedor de libros por cupones”, por lo menos hay que decir que para ser juez de faltas, los requisitos son un poco más exigentes.

Por otra parte, resulta insultante para cualquier inteligencia que siquiera se atreva a insinuar que pudo haber habido conocimiento de tal condición por parte mía, aprovechando el dato del conocimiento y aprecio personal que, efectivamente, tuve de su madre.

¿Alguien puede creer que a una persona que, tal cual es mi caso,  habiendo sufrido en carne propia las ilegalidades y la crueldad, durante la dictadura, “de casualidad estamos vivos” comentaba con la madre de mis hijos  que con mucha fortaleza me acompaño en aquellos nefastos días”, con la marca que eso supone para cualquier existencia, un “detallecito” de esa naturaleza, se le iba a pasar por alto así como así?

Con todo, y si aún queda alguien dispuesto a tragarse semejante sapo, la pregunta clave es…¿ por qué, si ya este sujeto ya, confesó su engaño, haya sido voluntario o no, el actual intendente quien sí cuenta con la información que no estuvo a nuestro alcance cuando se designó a Germani en este puesto, no hace lo que tiene que hacer y pide su inmediata remoción, como corresponde?.

Si no tiene ganas de entrar en colisión con sus protectores de La Nueva Provincia y toda la corporación bahiense que mira con nostalgia los años de plomo, que lo haga no porque ponga en tela de juicio lo que Germani pudo haber hecho, o no, en su “peculiar empleo juvenil” (él mismo reconoció que no solo se limitaba a marcar titulares de los diarios –me pregunto si había muchos diarios “opositores” en Bahía Blanca en aquellos días—que pudieran resultar “interesantes” sino también a “opinar” sobre ellos) sino por el imperdonable ocultamiento de semejante antecedente a la hora de confeccionar un curriculum vitae, requerimiento indispensable y decisivo, prácticamente con connotaciones de “declaración jurada”, proporcionado no para ingresar a una firma comercial, sino para optar a un cargo dentro de un esquema democrático, nada menos.

A esta altura, debo admitir que mis esperanzas de que Germani asuma con una cuota de dignidad su error y renuncie han desaparecido y, como advierto que, con tal de preservar su carguito, ha pasado a ser uno más dispuesto a hacer cualquier deber que le indique Dámaso Larraburu (según el doctor Ares hay por aquí varios jueces en las mismas condiciones ¿no?)

Me siento en la obligación de poner en evidencia esta situación, no porque me encuentre en “campaña”, como él mismo dijo (si nunca dije estarlo y ya Larraburu manda a decir estas cosas debe ser porque lo preocupa mucho, que si pueda estarlo…) Sino porque forma parte del compromiso que siempre me unirá a la ciudad, ocupe el lugar que ocupe, como ex intendente democráticamente elegido o como simple ciudadano bahiense.


Enviado a Solo Local por Dr. Rodolfo Lopes

Los comentarios están cerrados.

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑