Curiosa imagen la que ilustra esta nota y que fue registrada en las últimas horas en la Capital Federal, bastante lejos de Bahía Blanca, el terreno en el que ambos se mueven como peces en el agua. Sobran las fotos en las que estos dos reconocidos personajes aparecen juntos. Después de todo uno es el jefe político máximo de la ciudad y el otro … su mentor. Pero cuesta encontrar en la historia bahiense reciente una toma fotógrafica en la que los dos aparezcan de uno y otro lado del mostrador. Desde que uno de ellos era diputado nacional y el otro daba sus primeros pasos en la política como integrante de su equipo de asesores en la Cámara Baja hasta ahora que el más joven de los dos ocupa el puesto que aquel ansió e intentó lograr un par de veces y no lo logró, siempre se los encontró en la misma trinchera política. Aunque muy pocas veces (¿ó nunca?) en diferentes trincheras administrativas. Aquí, uno por el municipio (Cristian Breitenstein) y el otro por el Grupo Bapro (Dámaso Larraburu), aunque ambos con su mano izquierda según se ve, suscribieron un acuerdo del que se dan detalles en esta nota. ¿Cómo habrán consensuado la letra chica del convenio? ¿Se los imagina hablándose de usted y negociando cada uno en pos de resguardar los intereses de la parte a la que representan? ¿Difícil, no? El acuerdo se trata de un leasing ó arrendamiento financiero, es decir, un alquiler con opción a compra. La herramienta, pionera en el negocio de la aviación, le permite al arrendatario ó usuario utilizar un bien durante un tiempo, sin que la propiedad deje de pertenecer a la otra parte, al arrendador que sólo cede su uso. Al cabo de un tiempo predeterminado, el arrendatario tiene la opción de quedarse definitivamente con el bien del arrendador. Cualquier similitud con la realidad política en la que ambos personajes se mueven, es pura coincidencia.
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