(Notas de Usuarios) – La incorporación de los hombres del susbiellismo al gabinete municipal es el epílogo inevitable de un acuerdo superestructural. Este acuerdo programático incluye a Dámaso Larraburu, Cristian Breitenstein y, por supuesto, al actual gerente de Promoción Social y Comunitaria del PAMI, Federico Susbielles. Estos dirigentes responden a un proyecto que se inició en el 2003 y que ha dado sobradas muestras de eficiencia en la gestión de los recursos públicos. En el caso del doctor Larraburu, acompañando desde el Banco Provincia la administración del actual gobernador Daniel Scioli. Al intendente Cristian Breitenstein se deben las múltiples articulaciones que, en materia de obras publicas, se han desarrollado entre el Gobierno de Bahía Blanca, la Provincia y la Nación. Precisamente, es en esta última jurisdicción donde se destaca más que positivamente la figura de Federico Susbielles.
El acuerdo entre estos tres actores de la política bahiense reconoce a su vez tres lecturas diferentes: la negativa (donde sobresalen las opiniones del ex intendente Lópes, entre otros); la positiva (propia de quienes entienden este acuerdo como una integración de fuerzas complementarias); y la neutral (deducción de aquellos que comprenden la lógica del poder en el justicialismo).
En el caso de la lectura negativa, el razonamiento fundamentalmente sostenido por el ex jefe comunal surge de una premisa incontrastable: Larraburu es el mal.
A partir de este razonamiento “Bush básico”, estigmatiza a todos y cada uno de los dirigentes que cierran filas con el histórico dirigente del Bapro. Susbielles no puede ser la excepción. No vale de nada la gestión que lleva a cabo el gerente de PAMI a nivel nacional: el acuerdo programático pone de manifiesto el supuesto “eje del mal”, del que formarían parte Larraburu, Breitenstein y Susbielles. Si no fuera porque el ex intendente triunfó en las elecciones del 2003 de la mano de Larraburu, esta lectura tendría algún tipo de sustento. Se derrumba por inconsistente como un castillo de naipes.
La interpretación positiva del acuerdo se desprende de una razón más ambiciosa y abarcativa que la anterior. Es imperioso que los tres Estados, el municipal, el provincial y el nacional, se integren territorial y económicamente. El conocimiento que aporta la figura del dirigente de “La Güemes” puede redundar en beneficios para la ciudad, que es la finalidad del acuerdo.
Por último, la lectura neutral se sintetiza en un axioma de cuño peronista: “el que gana conduce y el que pierde acompaña”. Un acuerdo programático de las características expuestas da cuenta de un consenso reclamado por la oposición y logrado sólo puertas adentro.
