Apoyó al campo en pleno conflicto por la 125, asistió a la misa por la muerte de Diana Julio de Massot, pidió la imputabilidad de los menores a los 14 años, ya que según dijo, «un menor que delinque no se recupera», siempre tuvo estrechos vínculos con la Iglesia y buenas relaciones con las Fuerzas Armadas. Francisco De Narvaez declaró publicamente que le gustaría tenerlo en su equipo. Los sectores más desprotegidos no son su escenario favorito. Antes bien, prefiere una escapada de incógnito a Alemania, a caminar por Villa Caracol. Cualquier funcionario que se autoproclame kirchnerista no podría tener este perfil. Sin embargo, el intendente de Bahía Blanca Cristian Breitentein, lo tiene. Los ultra K no se lo perdonan y saben que el único referente del kirchnerismo en la ciudad no es el intendente, sino el diputado provincial Marcelo Feliú, de estrechos vínculos con Florencio Randazzo y llegada directa a la Rosada.
No es un dato menor que el año pasado Breitenstein comenzó a codearse con el ex jefe de ministros Sergio Massa, para lo cual viajaba semanalmente a Tigre y hasta posó para la foto en Salta, junto a otros intendentes díscolos, luciendo un poncho rojo.
En el gobierno nacional saben que Breitenstein no es kirchnerista, pero lo que consideran peor, es que probablemente no asegure los votos necesarios para el 2011, ya que en las legislativas del 2009 su candidato a concejal apenas pasó el 20 % de los votos.
Por todo eso, que no es poco, el kirchnerismo verdadero planea varias estrategias. Si quiere leer más siga este enlace.
