(Análisis) – Rebecca Mark era CEO de Enron, la empresa que controlaba Azurix, cuando se la vió en Bahía Blanca juguetear con su anillo de diamantes, hace casi 10 años, mientras ensayaba explicaciones sobre los mismos problemas que tenemos ahora: sin fuentes alternativas de provisión de agua y con líquido maloliente saliendo de las canillas. Eran tiempos de Eduardo Duhalde al frente de la gobernación de Buenos Aires, cuando el entonces hombre fuerte del peronismo bonaerense nos prometía «Bahía Paraíso», discurso inventado que nadie creía, salvo unos pocos interesados. Es el mismo Duhalde que una década después, aspira a la presidencia del país. La privatización de Obras Sanitarias a manos de Azurix le costó a los bonaerenses no sólo las penurias de un servicio de mala calidad, sino un juicio internacional, ya que en un fallo que quedó firme, se condenó al país a pagar 165 millones de dólares en concepto de daños y perjuicios, sentencia que aún no se acató y por la cual Azurix le reclama al gobierno de Obama que expulse a la Argentina del SGP, un sistema de preferencias mediante el cual varios exportadores argentinos pueden ingresar al mercado estadounidense sin pagar tarifas. Como si todo esto no fuera poco, en 2003, a poco de creada ABSA, se sancionó un nuevo marco regulatorio, que aún hoy sigue escondiendo rincones no iluminados por la luz de la opinión pública, como la silenciada diferenciación entre “agua corriente» y agua potable”, de la que nadie habla. En septiembre del año pasado, la Dra. Verónica Cáceres, investigadora del CONICET, presentó los resultados de una investigación académica en el IV Encuentro Internacional de Economía Política y Derechos Humanos (ver texto aquí). El trabajo, titulado «Reflexiones sobre el Rol del Estado en la Provisión del Agua Potable«, denuncia que el marco regulatorio habilita a ABSA, de forma legal, a ofrecer a los usuarios agua que en términos de calidad, no reúne todos los requisitos para ser considerada potable. Según Cáceres, que es profesora de Economía doctorada en Ciencias Sociales, la provincia se vale de ese argumento para evitar la necesidad de realizar mayores inversiones en las plantas potabilizadoras.
En el estudio puede leerse que, mientras una parte de los usuarios del servicio de agua recibe agua potable, segura y apta para el consumo directo; otra, que abona iguales tarifas, recibe agua con mayores niveles de contaminación y sin ninguna advertencia.
El marco regulatorio actual no otorga estándares de calidad comunes para toda el área regulada, tal como lo hacía la Ley 11.820./96. En síntesis, el marco se encuentra atravesado por una serie de inconsistencias y contradicciones; mientras por un lado reconoce la importancia del acceso a los servicios, más allá de la capacidad de pago de la población y prohíbe el corte total del servicio, por otro, oculta en un juego de palabras, la necesidad de realizar mayores tratamientos al agua que las empresas prestatarias proveen a los usuarios lo cual demanda diversas inversiones.
FALLOS INTERNACIONALES AZURIX VS. ARGENTINA
Diciembre de 2003: ver aquí
Julio de 2006: ver aquí
Diciembre de 2007: ver aquí
Septiembre de 2009: ver aquí
Fuente Foto: http://money.cnn.com/galleries/2007/fortune/0704/gallery.where_are_they_now.fortune/9.html

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