UNS: Divide y Reinarás

(Notas de Usuarios) – La Universidad del Sur eligió anoche a su rector por los próximos cuatro años, en una pelea voto a voto que, sin embargo y como en todo cónclave, pareció definida desde antes. Alineados los bandos, los ocho votos reunidos por la lista Universidad resultaron decisivos para la consagración final del actual jerarca Guillermo Crapiste, cuyo desastroso gobierno contribuyó a engrosar el negocio de privados dentro de la propia UNS. También fuera: en una ciudad cuyos inmuebles se quedan sin agua a mediados de noviembre, sólo la desidia presupuestaria del gobierno de la casa de estudios explica los altos alquileres que expone el mercado. Ante la falta de inversión de la UNS en cátedras virtuales, descentralización y mantenimiento e incorporación de inmuebles propios, el negocio inmobiliario bahiense se presta a una rueda loca de especulación donde cada peso es de Muñoz, y vale dos.

En ese juego, la Universidad aporta lo esencial para que el valor de alquileres y escrituras suba a la estratosfera: la demanda. Año a año, centenares de estudiantes llegan desde los pueblos de la región a buscar un techo. Gracias al impenitente menoscabo a becas y otros subsidios, también saturan el mercado laboral. Es decir: la UNS es cerrada para sus decisiones, pero afecta con sus políticas a segmentos de la sociedad que nunca imaginaron pisar sus pasillos pero contribuyen a su financiamiento y se ven perjudicados a la hora de buscar empleo o vivienda. El sistema funciona. El problema es para quién.

A caballo de la inflación, el subsidio para estudiantes apenas superó los 200 pesos al cabo de los cuatro años de la gestión Crapiste. En ese lapso, aumentaron en proporciones exponenciales los egresos del estudiante promedio: las tarifas de servicios, los alquileres del voraz pulpo inmobiliario, los pasajes en micros de línea urbana y los de media y larga distancia. Incluso el menú del comedor universitario subió, y hace ya al menos un trienio que dejó de costar los 4 pesos con 50 centavos que promociona la UNS en su sitio oficial de Internet.

Aun con esta realidad en los números, Crapiste patalea porque el gobierno nacional “perjudica” a la UNS. Cuenta con el aval del siempre dispuesto Juan Pedro Tunessi. “El gobierno perjudica a las universidades cuyos rectores son de filiación radical”, dijo el diputado nacional a La Nueva Provincia, el diario que venía instalando la idea de la reelección de Crapiste desde las elecciones del 22 de octubre. Luego, anexa un dato no menor: el “perjuicio” al gobierno universitario local se debió a la pantomima de la oposición berreta, que no votó el Presupuesto 2011 que el Ejecutivo envió al Parlamento. Por si a alguien se le ocurriere apelar al golpe bajo de reivindicar repentinamente salarios para inculpar al gobierno nacional, el propio diario de Massot cae en la trampa y aclara la cuestión: se trata de los fondos extras que el presupuesto nacional otorga a las universidades, por fuera de los salarios y gastos de mantenimiento. Crapiste y la mayoría del CSU contará con menos money para uso discrecional. No deja de ser una buena noticia.

La política cultural y de derechos humanos de la gestión que hoy busca su reválida no ha sido mejor, y apenas si rozó el decoro con el cholulismo político a que apostó en los hechos más caros a la sensibilidad social. Mientras se otorgaba el título de doctor honoris causa a Osvaldo Bayer, se demoraba la presentación de la institución como querellante en el asesinato de David “Watu” Cilleruelo. Recién en el último año, luego de meses de gobierno, remontó en el tema y aceptó la condición de la UNS como damnificada en el marco del homicidio del estudiante de ingeniería, muerto de un disparo por la espalda efectuado en los pasillos del complejo de Avenida Alem, por un guardaespaldas del designado Remus Tetu.

El medioevo concluyó en 1492, pero este anquilosado paradigma suyo pervive. Pasados sus veintinueve años, cualquier argentino puede ser elegido presidente de la Nación. Pero no rector de la Universidad, aunque las atribuciones del cargo sean meramente ejecutivas y de representación, mas no de prescripción académica, y afecten por otra parte a vastos sectores minoritaria o nulamente representados en los órganos de cogobierno, como estudiantes, trabajadores no docentes y el común de la sociedad en general.


Enviado a Solo Local por Diego Kenis

 

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