Derechos Humanos en el Presente: Caso Giuliano Gallo

(Notas de Usuarios) – Ningún político se comprometió tanto con el respeto a los Derechos Humanos como el ex presidente Néstor Kirchner. No hace falta enumerar el listado de ejemplos una vez más. Sin embargo, quienes no tuvieron las ideas y convicciones bien puestas para hacer lo que él hizo necesitan desacreditar y quitarle valor a este hecho. Es frecuente padecer el discurso perverso de quienes se dicen progresistas y critican a este gobierno en cuanto a que su preocupación al   respecto se ha centrado sobre cuestiones del pasado y que han descuidado a los Derechos Humanos en el presente. Los valores que curan  viejas heridas son los mismos que se preocupan por las que existen hoy. De hecho, en la actualidad muchas de las violaciones a los Derechos humanos son consecuencia de repetir  modus operandi de otras épocas.

Las palabras tan mencionadas en estos días por todos, Memoria, Verdad y Justicia, para muchos son sólo una abstracción políticamente correcta y oportuna para las circunstancias. Pero a las palabras es sabido que se las lleva el viento, y lo que finalmente cuenta son los hechos y la coherencia. En el caso de Giuliano Gallo en Bahía Blanca se han violado los siguientes Derechos Humanos: el Derecho a la vida, el Derecho a ser asistido, el Derecho a una legítima defensa, el Derecho a recibir Justicia, el Derecho a tener una Seguridad eficiente, el Derecho de informar y ser informado de manera verás. Y la lista continúa.

Como si fuera poco todo esto, se sentó un lamentable precedente para que hechos similares ocurrieran en otras partes del país. Se fijó un precio muy bajo para la vida de un menor de bajos recursos económicos. Tanto en Bariloche, Corrientes y en Viedma, por mencionar sólo los casos más conocidos, el abuso de poder  de quienes deben asegurar la seguridad terminó en los casos de gatillo fácil que pusieron fin a  la vida de varios menores de edad. En todos los casos se buscó re construir los hechos y criminalizar a las víctimas. En todos hubo presiones a la justicia de unos pocos, así como a  los medios de comunicación social. En algunos casos estos mismos fueron funcionales a la impunidad. En otros casos, la amenaza y el miedo consiguieron el silencio cómplice.

Frente a este panorama queda una esperanza firme: creer que los mismos mecanismos que contemplan las instituciones encargadas de impartir Justicia, se encarguen de ver de manera crítica los errores cometidos, tanto en las investigaciones como en los juicios, y procedan a tomar las medidas que corresponden.

De hecho, el fallo vergonzoso en primera instancia, fruto de una investigación ridícula en muchos aspectos, así como el silencio mediático, ha sido apelado en la Cámara de Casación de La Plata. La pregunta obvia e ingenua a la vez es la siguiente ¿Si tan gruesos son los errores, existe el peligro de una complicidad que perpetúe la impunidad? En la Argentina de hoy todo sigue siendo bastante posible. Ciertamente existe el peligro que un sofisma perverso y supuestamente lógico quiera guiñar el ojo a los intereses de ciertas corporaciones involucradas. Es por ello que es necesario intentar crear ciertos espacios de análisis y reflexión crítica. Nada devolverá a la vida a Giuliano Gallo. Nada quitará el dolor de él, su familia y amigos.

Pero existe la posibilidad  de que su muerte no haya sido en vano. Si se reparan los errores cometidos en la investigación y en el proceso judicial, la Justicia se verá fortalecida en su credibilidad. Podremos evitar hacer generalizaciones que nos paralizan. Sabremos diferenciar al fiscal, el juez y el policía eficientes de los que no lo son. Y en la medida que ello ocurra, se les podrá tapar de nuevo la boca a quienes cuestionan la eficacia política  en materia de Derechos Humanos de la actualidad. Será, finalmente, la mejor manera de honrar la memoria de quienes dieron su vida por defenderlos. Se le volverá a dar contenido social a las palabras Memoria, Verdad y Justicia.

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