(Notas de Usuarios)- Hace unos días pudimos escuchar los reclamos del Colegio de Arquitectos de Bahía Blanca ya que debido a circunstancias de público conocimiento, se ha reducido un 90% la construcción en la ciudad. Ciertamente no es una noticia alentadora desde lo económico y mucho menos desde la desocupación que produjo en el área de la construcción, que es la madre de las Industrias por todos los gremios y mano de obra que ocupa y el desarrollo que lleva implícito para la ciudad y el País. Pero también es un alivio que exista este “parate” en la construcción, donde inversores, arquitectos, ingenieros y constructores, están construyendo, en la mayoría de los casos, verdaderos adefesios arquitectónicos, con construcciones paupérrimas por un lado por la calidad constructiva y por otro lado por los “diseños ” incalificables, por su distribución y por su estética.
Vemos edificaciones que en muchos casos ya están deterioradas con no más de 5 años de antigüedad y quizás en algunos, habiendo demolido hermosas casas construidas por arquitectos o ionstructores o Ingenieros de otras épocas que honraban la Profesión, que legaron un patrimonio a la ciudad que lamentablemente se está destruyendo para dar paso a estos “crímenes arquitectónicos”, primando únicamente la rentabilidad, hasta el punto de escatimar materiales necesarios para que las construcciones sean seguras y durables para los que los habitan, o para los transeúntes, que no podemos pasar por ciertas veredas por miedo a que se nos caiga un pedazo de mampostería en la cabeza. Esta experiencia la podemos vivir en calle Zelarrayán esquina Caronti, zona ciertamente saturada de edificios. O bien padecer, literalmente, una construcción, dado que en muchos casos no se respetan medidas de seguridad para los vecinos, a los que les puede caer desde ladrillos, herramientas, chapas, etc., deteriorando las viviendas y no haciéndose cargo; y ni que hablar de la seguridad laboral donde hemos tenido que ver desgracias protagonizadas por trabajadores por incumplimiento de las medidas de seguridad laboral vigentes. Un capítulo aparte merece la cantidad de edificios construidos sin respetar la normas edilicias especificadas en el Código Urbano de Edificación que no se controlan; yo me pregunto cómo autorizan por ejemplo construir un edificio de 14 pisos en Paraguay 39, en un terreno de 7,80 mts. x 20 mts., sin cocheras!!!! Apoyado en las medianeras de las casas linderas!!!!. Quien firmó la autorización????. Debemos apelar también al buen criterio y ni que hablar del cumplimiento de las normas. Construyen edificios que en su mayoría no cuentan con cochera en zonas saturadas de edificaciones y de tránsito, cuyos servicios también están saturados y sin agua potable. En otras épocas se dejaba impreso en cemento el nombre de quien había diseñado y construido el edificio, casa o chalet, ahora solo ponen número de expediente cuando está en construcción…… La Municipalidad debería exigir que todo edificio nuevo concluido tenga una placa en el frente con el nombre del arquitecto, ingeniero y empresa constructora, para quede a la vista quiénes son los que nos dejan semejantes legados. La falta de creatividad y de visión de futuro de parte de los inversores es tal, que solo intentan construir en dos zonas de la ciudad a cualquier costo, dejando de lado zonas relegadas donde se podrían desarrollar emprendimientos extraordinarios, sin quitarle identidad a un barrio como Universitario, que después del barrio Palihue, era uno de los más lindos con sus chalets bajos, muy bien diseñados y construidos, para demolerlos en algunos casos, o bien para quitarles valor de reventa, produciendo contaminación visual, construyendo edificios espantosos al lado. La falta de planeamiento urbano para desarrollar la cuidad con criterio, la falta de ética y capacidad profesional para crear espacios urbanos que embellezcan la ciudad, y la falta de visión empresarial, están destruyendo nuestro patrimonio arquitectónico…¿¿para dar paso al progreso??? Todo esto a mi entender solo en nombre de la rentabilidad, salvo honrosas excepciones. Sería deseable que este tiempo de inactividad también sirva para reflexionar qué está ocurriendo y porqué, y empezar a querer mas a Bahía Blanca y pensar en el legado arquitectónico que le dejaremos a la Ciudad.
