(Notas de Usuarios) – Me consta que son cada vez más los bahienses que ya se han dado cuenta del engaño del que fueron víctimas desde mi destitución o quizás antes, cuando comenzó a montarse la parodia descomunal (e ilegal) que desencadenó en mi salida de la intendencia. Sin embargo, tengo claro que cuando los mecanismos habituales de información de una sociedad no funcionan como se debe, se requiere de un esfuerzo extra para comprender e interpretar determinadas evidencias que surgen de la realidad. Por caso emprender una tarea artesanal de comunicación y esclarecimiento echando mano de medios no corrompidos por la “pautocracia” que parece haberse impuesto en una ciudad, buena parte de la cual, para “sentirse informada” se acostumbró a leer el mismo diario, escuchar la misma radio y mirar los mismos canales de televisión durante generaciones. Por “pautocracia” debe entenderse al gobierno mediante la distribución de una cuantiosa suma de dinero en pauta publicitaria como principal herramienta de gestión a partir de pretender y lograr la manipulación de la opinión pública mediante la tergiversación de informaciones (sea ocultamiento, soslayo o exacerbación, según convenga) en procura de hacer creer cosas que no son ciertas. Por aquello de que se puede “engañar a todos una vez, pero no se puede engañar a todos, todo el tiempo”, casi como un mecanismo autoinmune, los que se dan cuenta de la trampa, echan mano de recursos variados para protegerse y enterarse, entre ellos, publicaciones en blogs, redes sociales, correos electrónicos y otros recursos digitales. Como aporte a esta causa, sin dudas justa y necesaria, creo que sirve tomar dos datos de las últimas horas para comprobar, a partir de su conjugación, el tamaño de la mentira de la actual administración municipal. Por un lado, desde los medios “comprados” intenta presentarse al aumento del boleto de colectivo como una “decisión a puro coraje” del actual intendente, cuando en realidad no sólo desnuda una inmensa debilidad sino también es el fruto de una flagrante ineficacia administrativa.
Por el otro, desde algunos medios alternativos, casi por primera vez, comienza a ponerse la mira en la “cuantiosa suma de dineros públicos” percibidos por la agencia de publicidad con nombre de galletita y a preguntarse si no es una alevosía que el principal proveedor de un municipio con tantas urgencias como el de Bahía Blanca sea una empresa que vende avisos “y mucho más”, según su propio eslogan.
Si llegó hasta acá, lo invito a ir por partes, para tratar de entender juntos, porque pareciera que “la oposición en el concejo deliberante no le dejó al pobre intendente otra alternativa que perjudicar el bolsillo de miles de familias con un aumento que en algunos casos representa un auténtico mazazo a sus ingresos mensuales” y no es para nada así…
El problema aquí radica en que, como siempre en esta intendencia, sea en este y otros asuntos, se antepuso el negocio al servicio público y como el primero no cierra por ningún lado, el segundo es cada vez más desastroso.
¿Se acuerdan cuándo se prometió “el mejor sistema de transporte público del país”? ¿Cuándo se aseguraba que el costo del boleto no sólo no subiría sino que hasta podría bajar, ya que la demanda de miles pugnando por usar un servicio rápido y eficiente, conllevaría un mayor prorrateo de costos? ¿Y las multas que se dice que se cobran a las empresas por incumplir con lo que se comprometieron? ¿Y las empresas locales? ¿Y el desguase de Tarjebus? ¿Y las tarjetas magnéticas que se vienen prometiendo desde enero y que tal vez no se animan a decir que nunca van a funcionar?
Demasiadas cosas que no cierran por ningún lado y terminan por acorralar a un intendente que entre la gente y las empresas, invariablemente siempre termina por definir a favor de las empresas. Vaya uno a saber por qué ¿no?
Pero si fue necesario exterminar a varias compañías de la ciudad y dejar a una última al borde del abismo para traer una de afuera, quizás no esté mal suponer que “el compromiso asumido con estas empresas” debe ser enorme… aún a costa del justificado enojo generalizado que se percibe en cada usuario del sistema. Y aquí es donde uno imagina que entra a jugar ese “algo más” que vende la empresa de publicidad, en connivencia con el diario y la radio a la que hacen partícipe de sus cuantiosos ingresos “a costa del erario público”. Tanto para procurar neutralizar los insultos de los usuarios como para impresionar a los que no tienen necesidad de serlo (y seamos sinceros, tal vez por una condición un poco clasista impregnada de un toque neoliberal, a quienes suele gustarles cualquier “ajuste a esos que menos tienen”) casi simultáneamente, por las dudas, se difunde una peculiar “encuesta” en la que, a más de un año de las próximas elecciones, se asegura que poco menos que uno de cada dos bahienses, hoy votaría por el actual intendente.
¿Habrán “encuestado” a los que usan el colectivo y ahora tienen que pagar más por un servicio peor y ahora se enteran que no hay dinero para arreglar las calles por las que circula el transporte, tampoco para subsidiar boletos, pero sí casi dos millones en lo que va del año para “pagar avisos publicitarios”? ¿Habrán “encuestado” a los que todavía esperan saber porque el intendente se fue a Alemania más tiempo del permitido por la Ley y encima montó una maniobra para intentar hacer ver que “estaba recorriendo obras”? ¿Habrán “encuestado” a los que se pelearon con el vecino por que regaba las plantas en medio de la crisis del agua y un buen día descubrieron que un integrante del gabinete municipal, robó agua del tendido público durante dos años y no sólo nadie le dijo nada si no que hasta se lo justificó? ¿Habrán encuestado a los que van a una terminal de ómnibus que todavía no se sabe cuánto salió y no tienen siquiera dónde sentarse? ¿O tal vez a los familiares y amigos de los dueños de un cine que no sirve más, pero por el que, sin embargo, se pagaron durante 8 meses, 22 mil pesos por mes de alquiler, “para nada”? ¿O mejor aún irán a encuestar a los que tal vez dentro de poco, según se ve venir, deberán pagar cada vez más por estacionar su auto en el centro y así seguir engrosando los bolsillos de una empresa privada que accedió a la concesión del sistema medido de estacionamiento sin licitación y bajo la flagrante mentira de que “así se ordena el tránsito”?
Pero este último, quizás sea un tema para tratar por separado dentro de poco, cuando se venza la prórroga que, vaya casualidad, fue una de las primeras medidas que, a pocos días de haber ocupado la intendencia, tomó el interinato que me sucedió, mientras, recuerdo estaban en estudio diversos métodos alternativos más prácticos, menos onerosos para los usuarios y fundamentalmente que pudieran beneficiar a la ciudad y no bolsillos privados.
Finalmente, dada mi condición de ex intendente al que le coartaron la posibilidad de cumplir con su mandato (y concretar un montón de proyectos, incluyendo muchos que esta gestión hizo ver como propios, pero en realidad comenzaron entre 2003 y 2005) debo decir que durante nuestra gestión la cuestión del transporte estaba siendo abordada desde una perspectiva social, mediante un estudio serio de lo que necesitaba la ciudad y no desde la óptica de quienes entienden “que todo, primero debe ser negocio para alguien y después, si se puede, brindar servicio a la gente que lo necesita” y no sólo eso, también se había conseguido trabajando en forma mancomunada con las mismas empresas locales que luego fueron liquidadas brindar un boleto estudiantil universal a 10 centavos de costo final, lo cual, fue eliminado de un plumazo por quienes me sucedieron.
Claro que quizás como, pese a exigencias, “sugerencias” y presiones, siempre me rehusé a gastar “demasiado” en publicidad, tal vez no hubo “frenos” de ningún tipo para transmitir la sensación de que los escándalos se sucedían en una administración que cuando se tuvo que ir, dejó en la cuenta, más de 18 millones de pesos líquidos, fruto del ahorro y la buena administración en el manejo del dinero de todos los contribuyentes.
Claro que jamás escucharán o leerán un dato como ese de parte de quienes ofician de voceros oficialistas pero están disfrazados de periodistas, instruidos para no batir el parche con ciertos temas ni hacer preguntas incómodas.
Lo bueno es que, pese a todo, son cada vez más los que se dan cuenta de un engaño que también se neutraliza mirando a los ojos, conversando con la gente y razonando juntos, como, aún antes de que mi inocencia y la ilegalidad de la maniobra de la que fui víctima fueran proclamadas nada menos que por 16 jueces, vengo haciendo en forma constante como forma de cumplir el compromiso con el que se me honró cuando se me eligió intendente, ahora en procura de, aunque más no sea, ayudar a abrir los ojos y escapar de tantos engaños, por lo que pido que, quienes compartan esta visión, me ayuden (y se ayuden) divulgando estos escritos.
Un abrazo cordial y, desde mi experiencia personal, a entera disposición de quienes quieran desengañarse.
Enviado a Solo Local por Dr. Rodolfo Lopes, ex intendente de Bahía Blanca
D.N.I. 11.089.755

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