Una Gestión Donde Todo da lo Mismo

(Notas de Usuarios) – La reciente inspección de ABSA, mediante la cual se supo que el Director del Instituto Cultural de Bahia Blanca, Federico Weyland, se encontraba “colgado” del servicio de agua potable deja varias reflexiones. En primer lugar, no debe minimizarse lo que ya es costumbre de la gestión Breitenstein. El año pasado para esta misma fecha el Sr. Weyland junto con el actual jefe comunal se paseaban por Europa, a espaldas de todos los bahienses y con “montaje de escena” por parte de la Oficina de Prensa Municipal, mientras en nuestra ciudad la crisis hídrica golpeaba a innumerables vecinos.   Hoy, un nuevo hecho sacude a los bahienses e involucra de lleno a la gestión comunal.  Desde lo jurídico, estar conectado clandestinamente al suministro de cualquier servicio es un acto ilegal sancionado por la ley. Más aún cuando existen variantes o alternativas a la violación de la norma. Tranquilamente Weyland, que conocía de su conexión ilegal, podría haber realizado una perforación con la debida autorización de ABSA. Desde lo legal no caben dudas. Desde lo político, lo lamentable no es que Weyland esté “colgado” del agua sino que el Intendente Breitenstein no le haya aceptado la renuncia.  Confundir un acto ilegal con un “error involuntario” no es serio y daña la legitimidad de toda la dirigencia política.

El hecho cala profundo porque es la misma gestión comunal la que predica en campañas masivas el “cuidado del agua” por la crisis hídrica. También se impulsó una ordenanza que sancionase con multas severísimas a los vecinos que hiciesen un uso no racional del agua. Cualquier política y conducta pública debe ser antes que parecer.
Weyland no es un bahiense más, es un funcionario político que no ha sido coherente ni cuidadoso.  La “conexión ilegal” en sus manos perjudica y hecha por tierra los esfuerzos de cualquier campaña de concientización sobre el uso eficiente del recurso hídrico.
Además se lesiona desde lo ético la teoría del “esfuerzo compartido”. ¿Cuántos bahienses cuidarán el agua de aquí en más?, ¿ Cuántos estarán consustanciados con el esfuerzo si un funcionario conectado clandestinamente permanece en su cargo?. Porque justamente la sociedad espera ejemplos, valores y conductas éticas de sus dirigentes y allí donde no las hay cunde el individualismo, la falta de compromiso y la deslegitimación.

Por esto, el problema no es Weyland, el problema es “apañar” a los amigos del poder y el mensaje que se deja a la sociedad bahiense.

 


Enviado a Solo Local por Dr. Martín Salaberry

 

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