Tal anhelo se basó en el paralelismo de que si nuestras pintadas a favor de la compañera Presidenta de la Nación en algunas paredes y calles del centro, fueron objeto de críticas tan implacables de su parte por entender que “de esa manera se dañan los bienes de todos”, mucha más dureza cabría esperar a la hora de calificar un hecho tan condenable como el asumido por el propio Federico Weyland sin que, dicho sea de paso, mediara el menor síntoma de arrepentimiento de su parte, más aún en una ciudad que atraviesa un período de grave escasez en sus reservas de agua potable, con todo lo que ello significa.
Nos equivocamos porque las horas pasan y desde el sector que conduce Mandolesi Burgos hay al respecto un silencio ensordecedor —es decir, el equivalente a una tácita complicidad— desde el nuestro, en cambio, se siente la imperiosa necesidad de no dejar correr más tiempo sin marcar ante la comunidad, que situaciones como la protagonizada por este integrante del Gabinete Municipal, nos producen una profunda indignación que es necesario repudiar.
Como jóvenes peronistas desde el corazón y la razón, admitimos que, como parte de nuestro estilo de militancia, podemos incurrir en la práctica de pintar algunas paredes para gritar nuestra existencia, pero de ninguna manera podríamos apañar una práctica de esta naturaleza, menos que menos, cuando acontece de parte de un funcionario de un gobierno que llegó al poder formando parte de una boleta identificada con los símbolos de nuestro movimiento, con todo el compromiso social que ello supone.
¿Será Weyland, tan formal y refinado en su modo de expresión pública, un ejemplo de las “personas de bien” a las que aludieron al pretender marcar diferencias con nosotros?
Si es así, nos confirmamos en nuestra posición, cada vez más convencidos de que involucrarse en la actividad política debe ser la manera de servir a la comunidad y de ninguna manera de servirse de ella para obtener privilegios y mucho menos, a partir de ocupar un cargo, atribuirse la potestad incurrir en prácticas reñidas con los más elementales principios de convivencia y responsabilidad para con nuestros semejantes.
Finalmente, desde nuestra juventud, nos preguntamos con que autoridad este municipio podrá de ahora en más exigir el cumplimiento de las normas o pretender aplicar sanciones a quienes las transgredan si no se toman a la brevedad medidas ejemplares ante un caso de tamaña gravedad.
Enviado a Solo Local por Juventud Peronista «Volvimos»: Nicolas Huss, Juan Francisco Obiol, Carlos Corral, Marcio Falleti, Emanuel Goupillaut, Juan Reyes y Malena Altamirano.
