(Notas de Usuarios) – No caben dudas que el año del Bicentenario no será el más recordado por el sector agropecuario. En 200 años jamás el sector más productivo de este país fue ninguneado, mal tratado e ignorado como en este aniversario. Una idea que en principio parece nacida desde las entrañas de un odio incomprensible pero también seguramente surgida desde la única ambición de tener poder por el poder mismo. Y va más allá de que el presidente de todos los Argentinos tenga serios errores de concepto cuando intentando defender lo indefendible con nuestro mejor cliente, los Chinos, asegure “que la soja es una materia prima que no tiene valor agregado”.
¿Acaso no es un valor agregado ser los terceros productores exportadores de soja en el mundo? ¿O ser los primeros en exportar aceite de dicho producto?
¿No es un valor agregado también los miles de toneladas de semilla sembrada, los miles de litros de agroquímicos utilizados o poseer la mayor superficie de tierra del mundo sembrada bajo siembra directa?
¿No lo son los cientos de tractores, cosechadoras y pulverizadoras utilizadas, un valor agregado? ¿Y toda la biotecnología? ¿Y la capacitación? ¿Y los fletes? ¿Y los millones de litros de combustible?
Estamos ante el mayor uso de todos los puertos que haya ocurrido en estos doscientos años.
Se venden miles de silo bolsa, se trabajan con cientos de acopios. Existen los mercados de cereales, las Bolsas de cereales, las cámaras arbitrales, etc, etc, etc. Alguien de alguna buena vez sabrá explicarle a este gobierno, de que se trata todo esto? Que es lo que significa darle la espalda al mayor negocio de nuestro país? Veamos cuales son nuestros mayores emblemas: dos productos de máximo valor agregado. La soja y la carne. Argentina era Tango, era Maradona, pero siempre, históricamente, fue Carne.
La misma que hoy sufre el mayor de los desarraigos propios de una idea que no tomo nunca vuelo. La misma carne que tuvo que sufrir por primera vez en la historia el incumplimiento del paquete más deseado por todos los países que exportan el producto: tan bien nos va que dejamos de cumplir con la cuota Hilton. Tan pero tan bien estamos, que en la que es considerada una de las muestras ganaderas más importantes del Mundo (si leyó bien, del Mundo….) lleva años sin la presencia de un presidente sentado en los palcos oficiales de la misma. De hecho ni siquiera este año el gobierno autorizó la presencia de stands relacionados con el estado: dirán ausente el Banco Nación, el INTA y numerosas provincias “K”.
De hecho tantos han sido los reveses sufridos por la entidad, que ni siquiera ya la Sociedad Rural se molesta en cursar invitaciones oficiales. Eso si, todos los años, dicen presentes en la rural, el Ministro de Agricultura de Brasil, de Uruguay, funcionarios del departamento de Agricultura de los EEUU y todo cabañero extranjero reconocido mira deseoso de reojo por ser invitado alguna vez para jurar las extraordinarias filas de ejemplares que pisan la pista de central de Palermo.
Es donde verdaderamente se pone la carne al asador. Todas las cabañas presentan su mejor genética, la lechería muestra su enorme potencial, los equinos con el polo marcan los precios de un trabajo de años reconocido en todo el mundo, están todas las razas, todas las especies productivas, todos, absolutamente dicen presente. Como dice también presente todo el interior de nuestro país representado en sus criadores.
Porque es el sentir de nuestro pueblo, son las raíces de nuestro destino, es la producción el único camino real para poder ser un país distinto y reconocido. Es una fiesta que dura todo el año, con el algodón, el azúcar, los porotos y toda la hacienda de nuestro norte argentino. La leche de nuestras cuencas, la soja de nuestra zona núcleo, el maíz, el girasol, el trigo de nuestro sudoeste y los millones de cabezas que pisan nuestra patria toda. Eso si, una fiesta a la que por propia decisión se ausentaron los que deben conducirla. Porque si hay algo que podemos festejar en este Bicentenario, mal que le pese a nuestros dirigentes, es el orgullo de seguir siendo un país del campo al mundo.
Enviado a Solo Local por Dr. Carlos Bodanza, Médico Veterinario
