(Notas de Usuarios) – Mariano Moreno, (vale la aclaración del nombre para no confundirlo con el inefable Guillermo, Secretario de la actual gestión kirchnerista), fue un abogado de destacada actuación en la Revolución de Mayo de 1810. Autor de numerosos escritos, nos legó un breve ensayo cuya lectura resulta imperdible para entender cuan poco hemos avanzado desde los albores de la Patria hasta el bicentenario que se aproxima. Su título: “Plan revolucionario de operaciones que el gobierno provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata debe poner en práctica para consolidar la grande obra de nuestra libertad e independencia”. Los conceptos que siguen son tomados de esta obra; cualquier parecido con la realidad actual, téngase en cuenta, no es mera coincidencia.
1. El hombre, en ciertos casos, es hijo del rigor, y nada hemos de conseguir con benevolencia y moderación.
2. Los pueblos nunca saben, ni ven, sino lo que se les enseña y muestra, ni oyen más que lo que se les dice.
3. No debe escandalizar el sentido de estas voces, de cortar cabezas, verter sangre y sacrificar a toda costa, aun cuando tengan semejanza con las costumbres de los antropófagos y caníbales.
4. En toda revolución hay tres clases de individuos: los adictos al sistema, los enemigos declarados y conocidos y los silenciosos espectadores.
5. En tiempo de insurrección, ningún delito debe castigarse sino el de rebelión contra los sagrados derechos de la causa; y todo lo demás debe disimularse.
6. Deben establecerse premios como banales (escudos, pirámides y columnas, etc.), para premiar a los guerreros del régimen, y adormecer con estos engaños aquellos descontentos que nunca faltan.
7. Con los enemigos debe establecerse una conducta muy distinta a la anterior, y debe ser la más cruel y sanguinaria; la menor semi-prueba en su contra debe castigarse con pena capital, particularmente cuando ésta deba recaer sobre sujetos de talento, riqueza, carácter y de alguna opinión.
8. La más sencilla sospecha denunciada por un partidario contra un enemigo del régimen debe ser oída -aun si totalmente infundada- y debe dársele entera satisfacción al denunciante, sólo por mantener su celo patriótico.
9. La doctrina de gobierno, en relación a los papeles públicos, debe ser todo lo halagüeña, lisonjera y atractiva posible, reservando los datos adversos. En este último caso, se ordenará que el número de Gacetas que puedan imprimirse sea muy escaso para evitar la difusión de noticias desagradables, aun si fueran reales.
10. Deben otorgarse los grandes empleos como gobernadores, generales, jueces, etc., a quienes sean reconocidos adictos al régimen. Si estos toman con el tiempo vuelo propio, se verá la manera de removerlos de sus cargos. Particularmente, se debe prever que los tribunales, justicias, magistrados y demás empleos sean ocupados por personas a entera satisfacción del poder de turno.
11. Al poder económico deberá resarcírselo por cualquier trastorno, pues es evidente que tocando al hombre en sus intereses claudica no sólo el patriotismo sino la buena fe y demás circunstancias que lo adornan.
12. Deben fijarse edictos para que cualquier delincuente, de cualquier clase y condición que haya sido su delito, y que tuvieren problemas actuales con la justicia, queden exentos de culpa si adhieren al régimen, empleándose a cada uno según sus talentos y circunstancias. Una vez finalizados sus servicios útiles deberán apartarse como miembros corruptos que han merecido aceptación por necesidad. En suma, sujetos que, conocidos por sus vicios, son capaces de todo, siendo esto lo que conviene a las circunstancias del momento.
13. Soliviantada la masa y captados los ánimos por haber surtido efecto las promesas del régimen a través de una propaganda seductiva y lisonjera, se convocará a personajes útiles para el comando de esta muchedumbre concediéndoles amplias facultades, concesiones, gracias y prerrogativas.
14. Deberá, por este orden, dividir los ánimos e indisponerlos de tal manera que se causen disensiones y convulsiones populares, de las que podrá sacarse provecho sembrando entre la gente la semilla de la discordia y desconfianza. Así podría continuarse un poco más in extenso; sin embargo, bien se dice que para muestra sobra un botón. Todo aquel interesado en estas ideas que aquí sólo esbozamos, puede encontrarlas en el mencionado ensayo. Finalmente, este tipo de manejo políticos no aplica sólo al gobierno central, aunque éste sea el paradigma elegido; la metodología descripta puede hallarse fácilmente, a poco de investigar, en muchos gobiernos provinciales, municipales e incluso, en cuadros intermedios de la gestión pública.
Enviado a Solo Local por Dr. Alejandro A. Bevaqua Médico – Especialista en Medicina Legal
M.P.: 220167
e-mail: abevaqua@intramed.net
