Cinco Ideas para que Bahía Blanca Vuelva a Moverse

(Notas de Usuarios) – “La creatividad empieza cuando le sacás un cero a tu presupuesto”. Esto lo dijo Jaime Lerner, tres veces intendente de Curitiba y dos veces gobernador de Paraná, al otro día de la inauguración de la Casa de Bahía Blanca, cuando algunos nos quedamos para abrir un poco la cabeza en las conferencias TEDx Buenos Aires.  Los invito a ver una charla de Jaime haciendo clic aquí (está subtitulada). Ver a más gente pensando que se pueden cambiar las cosas con más ideas que fuerza bruta me inspiró a compartir algunas ideas con ustedes acerca de cómo solucionar el enorme problema del transporte público en la ciudad. Muchas de ellas no son simpáticas ni demagógicas, pero tampoco están pensadas para ofender a nadie, sino beneficiar a todos.

Se las cuento:

1-      El colectivo no puede pasar por la esquina de todos. Hay una vieja creencia arraigada en muchos bahienses: El colectivo debe pasar por la esquina de mi casa, y llevarme a un lugar que no esté más que una cuadra alejado de mi destino, donde sea que quiera ir. Eso es imposible, y da lugar al sistema enfermo que tenemos. 

En cambio, esta ciudad necesita subir el promedio de cuadras hacia el transporte público, digamos, no menos de cuatro o cinco cuadras. Esto va a implicar que para algunos será la esquina, y para otros serán ocho o nueve cuadras de saludable caminata.

En este sentido, es importantísimo dejar de lado la caprichosa forma anárquica que dibujan las combinaciones de recorridos, y adoptar un sistema radial, con cuatro o a lo sumo cinco radios principales (incluso podrían existir líneas rápidas, como el Transmilenio de Bogotá,  que se detengan en la cuarta parte de las paradas)  a los que se sumen una o dos líneas concéntricas. Para realizar cualquier recorrido que no termine en el centro, habría que realizar un transbordo gratuito (con 20 a 40 minutos de plazo), y llegar a cualquier punto de la ciudad rápidamente con dos o a lo sumo tres transbordos.

El tema Cerri es una cuestión aparte. La primer solución en este caso, siguiendo la línea de Lerner, es que la menor cantidad de gente posible de Cerri realice actividades diarias en Bahía Blanca. Esto es posible dando oportunidades laborales, administrativas y educativas en la misma localidad, de modo de generar algunas frecuencias especiales de transporte (que necesariamente deben ir completas – pero no enlatadas -) para cumplir el objetivo de un medio accesible para los vecinos de Cerri, créanme que la otra alternativa es la nada misma.

 

2-      Pongámonos de acuerdo, por favor… Otro tema fundamental. El caso del transporte bahiense es un típico problema de “Picos y Valles”, vehículos llenos a las siete y media, y vacíos a las nueve(si, los economistas estamos para más que equivocarnos al predecir la cotización del dólar), y difícilmente se pueda resolver si todos queremos entrar a trabajar, estudiar o hacer trámites a las ocho de la mañana. Es necesario un acuerdo político, administrativo, educativo y empresarial que permita distribuir armoniosamente (según la cantidad de personas) los horarios de entrada en una franja amplia que abarque los horarios desde las siete hasta las diez de la mañana, creando una ventana de casi cuatro horas en las cuales sería técnicamente posible transportar con comodidad a todos los bahienses. Esta ciudad está en condiciones de lograr ese acuerdo, bajo un liderazgo efectivo que la convoque.

 

3-      La tecnología está, usémosla. No es molesto para nadie que un ómnibus tenga una frecuencia de veinte o treinta minutos, el verdadero fastidio es la espera y la incertidumbre entre frecuencias. La compra del sistema de tarjetas desarrollado por una empresa asociada al Polo Tecnológico permite avances significativos en este aspecto, sólo hay que coordinar los sistemas de rastreo ya instalados y brindar avisos a las personas que les eviten una espera innecesaria. A través del compromiso y colaboración de las empresas de telefonía celular se podría establecer un sistema de alertas programadas gratuitas que avise a cada pasajero de la presencia de la unidad y su demora hasta la parada elegida, por Twitter, o anunciarlo en carteles en las paradas más importantes. Es fácil, es económico, y es accesible.

 

4-      Un peso, un boleto (o cómo subsidiar). Otra de las creencias arcaicas que traemos los bahienses es que el boleto no debe tener subsidio alguno. ¿Cómo vamos a pagar entre todos a ese que viaja en un colectivo, recibiendo su merecido castigo por ser pobre? Eso en EEUU no pasa!. Señores, los Estados Unidos, ejemplo de liberalismo económico, donde todo tiene su precio, son campeones en el subsidio al transporte público, porque lo entienden dentro de un enfoque sistémico en el que es parte central de la salud de la ciudad misma.
Allí los transportes reciben hasta un 85% de subsidios (si, por cada dólar, ellos ponen 5,67). Necesitamos un transporte fuertemente subsidiado que nos ahorre gastos en el hospital municipal por accidentes, ruido de motos en las calles, superpoblación de autos, semáforos en todos lados, contaminación, veneno para la ciudad.

También es importante saber cómo subsidiar. Entregar un subsidio por boleto cortado crea un enorme problema de azar moral, irresistible para las prestatarias como ha podido comprobarse. La única manera sustentable de otorgar subsidios es por la medición objetiva del km. recorrido por unidad (via GPS, ya disponible), más unidades, mas km., mejor servicio, más subsidios.

 

5-      Manos a la obra, señores. Todas estas medidas son accesibles, posibles, dentro de un marco de consenso que se aparte del griterío al que nos tienen sometido las instituciones de la ciudad, casi como rehenes. Y por favor, no creen otra comisión más, sólo es necesaria una cena amistosa entre los referentes y el convencimiento de un liderazgo que efectivamente ponga las cosas en marcha.

Tenemos instituciones funcionando como el Polo Tecnológico o la Agencia de Desarrollo, acérquense funcionarios, concejales, empresarios y vean las soluciones que se pueden generar aquí mismo, asumamos que tenemos un cero menos en el presupuesto, y dejemos de esperar soluciones mágicas.

 

Seguramente hay conceptos equivocados, datos que no tengo, y compromisos que no conozco, pero quiero aportar estas ideas que vengo trayendo desde hace algún tiempo. Saludos.

 

Enviado por Leonardo Valente, vecino de Bahía Blanca

 

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