(Notas de Usuarios) – Tratar de imaginar cómo nos ven desde afuera es un ejercicio incómodo. Podemos achacarle al gobierno nacional el desapego por la democracia. Una atmósfera de suspicacias y pleitos flota en este ambiente de descrédito creciente. El sistema político se agota. La propuesta representativa y federal se desvirtuó plenamente. Hoy, más que nunca antes, el poder ejecutante se sustenta en las finanzas. Murió el romanticismo de Alfonsín y Menem. Mandar es apretar y para eso se requiere banca (sobre todo pecuniaria). Se avasalló la estructura provincialista. Se prostituyó el sistema electoral con la más reciente idea de N.C.K. imponiendo candidaturas estériles. La oposición juega desordenada e improductivamente. Todo vale arrastrado por la urgencia de sufragar cada dos años. Los partidos se vaciaron, reemplazados en el imaginario popular por radios, canales y diarios dirigidos monopólicamente. La irreemplazable intermediación democrática entre base y autoridad fue sustituida por periodistas y voceros que orientan propuestas según intereses de turno. Quizá lo que primero que debamos hacer es emprolijarnos hacia fuera.
¿Qué imagen de Nación podemos dar con esta forma de oposición inorgánica, ácida e improductiva?
Habría que cambiar el estilo salvaje por una forma ordenada e imponente. Que se vea que las correcciones que se proponen a la tarea de gobierno tienen que ver con fuentes orgánicas, creíbles.
La oposición debería tomar las cuestiones generales y necesarias a la democracia. Requiere una revalidación de los partidos, organismos esenciales a un esquema representativo y federal.
Vivimos una Argentina política donde las figuras de siempre debutan y reaparecen, dominando aquellos que mejor manejan su difusión. Son siempre los mismos en todas las alternativas radiales o televisivas. Practican ataques puntuales que retroalimentan su apetito mediático.
Visto desde afuera, este País debe aparecer caótico e imprevisible. La oposición tendría que asumir la necesidad de componer un rol constructivo, dialéctico, alentador.
Breguemos por una sociedad más equitativa, solidaria, creativa.
A la gran mayoría le sobra talento para producirlo.
Enviado a Solo Local por Julio Raitzin
