(Notas de Usuarios) – Se inició el ciclo lectivo pero innumerables problemas impiden que muchos estudiantes podamos acceder a nuestras escuelas. No son los paros de docentes y no docentes, sino la negligencia e improvisación de las autoridades provinciales las que nos niegan la posibilidad de estudiar esta vez. Edificios que se llueven ( EEM.3, ESB 303, EET 1, ESB 333 entre otras), vidrios rotos , ventanas y persianas que no se abren en casi todas, edificios sin reparar como la ESB 18, la Escuela 311 de Maldonado y la de Vieytes 51, calles en mal estado ( Jardín de Infantes del Barrio Mara), falta de mobiliario, atraso en la entrega de útiles y zapatillas, demora inaceptable en el pago de las becas, falta de combis para las escuelas públicas, horas libres por falta de profesores, falta de porteros y celadores, problemas de alquileres y compra irregular de edificios y falta de escrituración ( Escuela 514) son algunos de los problemas que las autoridades educacionales no han solucionado. Es innegable que la educación, la seguridad y la ética pública son peticiones urgentes y legítimas de la sociedad. Pero no se trata sólo de eso.
Si la educación no termina de articularse con la realidad social y económica del país, es porque la raíz de la crisis es más amplia, más profunda. La economía no es ajena a la política, ni ésta a la ética social. La escuela es parte de un “todo” mucho mayor; incluso la droga y la violencia tienen que ver con espinosos asuntos económicos, sociales y culturales. Todos los aspectos de la realidad, y la relación entre ellos son los que conforman la crisis.
Y para esta crisis sabemos que: NO ayuda a la solución de los problemas el intentar ocultarlos o minimizarlos como hace la presidenta del Consejo Escolar o el propio Gobernador. NO podemos quedarnos tranquilos diciendo que nadie se presentó a la licitación o que aún no llegan los elementos faltantes.
NO pueden las autoridades locales permanecer pasivas, y menos aún ajenas, a esta situación. Quizás la peor de las injusticias del tiempo presente es la tiranía del utilitarismo, la dictadura de la brusquedad, el triunfo de la amargura. Está en la legitimidad de nuestra esperanza no solo como jóvenes, si no ya como ciudadanos, el saber revelar en la realidad cotidiana los motivos, grandes o pequeños, para aclamar la vida, para emerger de la cadena del debe y el haber y expandir el gozo de ser semillas de un nuevo cosmos. El futuro de este país, y aun más de esta ciudad depende de nuestra educación como jóvenes.
La escuela sigue siendo el lugar donde las personas pueden ser reconocidas como tales, acogidas y promovidas.
Queremos de nuestras escuelas un lugar de trabajo y estudio, sí, pero también ante todo, un lugar de dedicación, encuentro y gratuidad.
El hoy se sustenta en el ayer y anticipa el mañana; como si la imagen del futuro fuera capaz de reunir las energías del presente. Sin embargo, para muchos de nosotros se han angostado la perspectiva y la visión del futuro.
La juventud de Bahía Blanca exige rápidas soluciones.
Enviado por Juventud Radical Bahía Blanca
