(Editorial) – Por más que hago esfuerzos no logro comprender cómo concibe el intendente municipal de Bahía Blanca el concepto de información pública. Para comenzar, su oratoria comunicacional es mala y la de sus funcionarios, peor. Un ejemplo claro de esto pudo observarse hoy, cuando se anunció que el lunes próximo entrará en vigencia el nuevo esquema del Sistema de Transporte Público de Pasajeros. Desde temprano, el municipio se ocupó de hacer saber a los medios que personal afectado a la tarea de difusión estaría en las paradas de los micros, repartiendo volantes con los recorridos de cada línea. Cualquier mortal sin demasiada preparación en la materia podría intuir que esa no es la manera adecuada de comunicar una información tan vital para la mayoría de los bahienses. Sembrando más incógnitas que certezas, los nuevos datos no aparecían ni siquiera en la página Web oficial. Tampoco, al menos hasta la media tarde, se había habilitado un 0800 gratuito para información, cosa que se debió haber hecho desde el primer momento. El parte de prensa oficial reportó que dió comienzo una ¿amplia? campaña de difusión en la vía pública, para dar a conocer los cambios. Pues en rigor de la verdad, muchos de los puestos de distribución de volantes, durante la tarde, ya habían desaparecido; en los barrios periféricos las paradas no mostraban el mismo esquema, en las sociedades de fomento no sabían nada y la gente que llamó al HCD tampoco encontró respuesta. Uno puede imaginar que se publicará un aviso en el diario local, cosa que seguramente ocurrirá el domingo y está bien, pero no alcanza, ya que los datos no llegarán a la mayoría de la gente: no todos pueden comprar el diario y menos en los barrios periféricos que es dónde más necesitan de este servicio. A 3 días de los cambios, los medios digitales locales tampoco habían recibido los datos. En el artículo completo, lo que debería haber hecho el municipio al día de hoy y no hizo.
No vale hacer anuncios y divulgar en cómodas cuotas la información pública de interés social. Hoy, ya debió estar funcionando:
1) Un 0800 gratuito para informes de nuevos recorridos y frecuencias
2) Información visible en la página Web de la municipalidad
3) Casilla de correo electrónico municipal para atender consultas y quejas
4) Puestos fijos con volantes informativos no solo en paradas de micros por la mañana, sino también de tarde y no solo en el centro sino en los barrios también; además, los mismos volantes ya deberían estar al alcance del vecino en sociedades de fomento, clubes deportivos, unidades sanitarias, escuelas (que ya están abiertas, aunque no haya clases), comedores comunitarios, universidades y hospitales públicos.
5) Folletos en el interior de los micros.
6) Envio del listado completo de los cambios a los medios de comunicación y medios digitales, incluidos blogs, de la ciudad.
7) Difusión utilizando las redes sociales en la Web, como Facebook y Twitter, ya que un buen caudal de bahienses tiene participación activa en las mismas y es hora que el municipio comience a reportar información utilizando estas herramientas. Si lo hace Obama en Estados Unidos, y le sale gratis, bien podría hacerlo Cristian Breitenstein en Bahía Blanca, en vez de gastar el dinero de los contribuyentes en mensajes que no sirven para nada, como el cantito de «podemos hacerlo mejor…». ¿Qué nos dice eso de nuevo? Nada. Ya sabemos que podemos hacerlo mejor. Los vecinos están construyendo ciudadanía todos los días y dan sobradas muestras de eso. El gobierno, sin embargo, no escucha adecuadamente la voz de la gente, ya que si lo hiciera, le iría mucho mejor. Municipalidad ciega, sorda, muda, testaruda. Como la canción de Shakira. ¿Eso es lo que están haciendo mejor?
En este caso, el gobierno se limitó a decir que consensuó los nuevos recorridos y frecuencias con la comisión de usuarios del HCD, con las sociedades de fomento y con las empresas de transporte. Para comenzar, no nos consta de que «todas» las sociedades de fomento hayan estado representadas. Y aunque así hubiera ocurrido, no se trata de «toda» la gente. Es apenas una fracción que no representa los deseos de la mayoría. Tal vez hace unos años era así. Hoy no. Porque si así fuera, no se permitiría la continuidad del «micro rondín», que tristemente deberán seguir soportando los vecinos del Barrio Viajantes del Sur, con unidades que pasarán cada 60 minutos. ¿Quién puede estar de acuerdo con eso?
La información pública y la comunicación social, son conceptos demasiado importantes como para dejarlos librados a la buena suerte o en manos de improvisados.
Ayer, un periodista le preguntó a Breitenstein por qué no estaban a disposición de los ciudadanos mediante vías accesibles, los análisis de la ría que hizo la OPDS y los que realizó el año pasado el CTE. Con cara de pocos amigos, el intendente miró al reportero y dijo: «Los documentos son públicos». Sí…eso ya lo sabemos. Pero él no dice: «están en X oficina, disponibles para quien desee una copia» ó «ya están disponibles en nuestra página Web», la misma que recibió un premio el año pasado por ser transparente. Tan transparente es el sitio que la consulta de compras a proveedores funciona con defectos y la cabeza política de la ciudad aún no publicó la actualización de su declaración jurada. La última disponible es del 2007. Tan eficiente es que las actas del CCyM tardan meses en publicarse en línea (la última visible es de octubre del 2009); y ni que hablar de los informes del Programa de Monitoreo de la Ría. El documento más reciente corresponde al 2008.
La transparencia no se declama, se demuestra. El intendente no debería agotar sus recursos comunicacionales en hacer saber a los periodistas que sus funcionarios están dispuestos a hacer declaraciones, ya que con eso no alcanza, y además, a veces surte el efecto contrario, ya que su equipo de gestión la mayoría de las veces no comunica de manera adecuada cierta información que es de relevancia para el ciudadano.
Al mismo tiempo, debería permitir que el acceso a un documento público no se transforme en un trámite burocrático, de dudosos resultados. Por ejemplo, una vecina reportó hoy a Radio Universal, que fue al municipio a reclamar información sobre la repavimentación que pretenden cobrarle junto con el ABL, y encontró por respuesta que el expediente no se puede ver: insólitamente le dijeron que los documentos son privados. ¿Qué cosa es privada en el municipio? Nada, no hay asunto alguno que se ventile o se trate allí, que tenga esa naturaleza, salvo información de personas físicas por cuestiones individuales.
Las oficinas públicas deberían estar preparadas para atender la solicitud de información de los ciudadanos (fotocopias de análisis, ordenanzas, resoluciones, vista de expedientes, etc.), sin tener que depender de una nota por mesa de entradas que demora meses en obtener respuesta y en algunos casos, sin resultado.
Se desconoce quiénes asesoran al municipio en cuestiones comunicacionales. Pero sería hora de mostrar mayor grado de eficiencia y disponer de mejores asesores porque los que tiene, -si es que los tiene-, evidentemente de información y comunicación, no entienden nada.
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