La UNS y al IADO no Pueden Mostrar los Análisis de la Ría

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En el filme «El Informante» el científico Jeffrey Wigand, empleado de una tabacalera, sabe que la compañía pretende manipular la nicotina para acelerar  el proceso de adicción. Un periodista se entera, pero Wigand no puede hablar: había firmado una cláusula de confidencialidad con sus empleadores, que le impedía reveler detalles de su trabajo, aunque el tema era de indudable interés público. En Bahía Blanca sucede algo similar, pero no es una multinacional la que obliga a sus contratados a observar silencio; es el municipio el que mediante una cláusula de confidencialidad, impide que cualquier científico de la Universidad Nacional del Sur o del IADO,  revele los resultados de los análisis químicos y bacteriológicos realizados en aguas de la ría. El pasado 27 de mayo de 2009,  la comuna y la UNS renovaron  el convenio para continuar el  denominado «Programa de Monitoreo de la Calidad Ambiental de la Zona Interior del Estuario de Bahía Blanca». Básicamente, el intendente municipal Cristian Breitenstein le encomendó al rector Guillermo Crapiste, implemente una serie de estudios, entre junio de 2009 y junio de 2010. También determinó que los trabajos estarían a cargo del IADO. Nunca se conoció el original del documento, como tampoco los avances en los análisis de las aguas. La razón: la cláusula de confidencialidad que el municipio de Bahía Blanca estableció en el artículo cuarto: Ni el personal de la UNS ni del IADO afectado al estudio de la calidad ambiental de las aguas marinas, pueden revelar a terceros los resultados obtenidos ya que   se le exigió a los científicos mantener estricta confidencialidad sobre el desarrollo y resultados de sus trabajos. Para leer dicha exigencia en el documento original, que corresponde a la página 2 del citado convenio, haga clic aquí. Más detalles de la historia, en el artículo completo.

 

La semana pasada, la Cámara de Pescadores Artesanales convocó a los medios de prensa de Bahía Blanca para denunciar, a través de su vocero Eduardo Di Filippis, que existía un «pacto de silencio» entre la municipalidad, la UNS y el IADO. (ver video aquí)

Por primera vez, se tienen noticias concretas del  contenido de una cláusula de confidencialidad, estipulada en un convenio firmado entre un poder del estadom y organismos de naturaleza pública, como en este caso. Por la tarea, el municipio se comprometió a pagar la suma de $ 444.584, dinero que proviene de los contribuyentes.  Esto significa que si el IADO o la UNS quisieran dar a conocer el resultado de los análisis realizado desde el año pasado hasta la fecha sobre las aguas de la ría local,  no podría hacerlo, a menos que el municipio lo autorizara por escrito.

El municipio encomendó a las partes contratadas la evaluación de parámetros oceanográficos, así como la detección y medición de sustancias contaminantes, tanto en agua marina como en sedimentos. Esto incluye análisis bacteriológicos, así como el estudio de la presencia de metales pesados y compuestos anteriormente detectados en estudios científicos (ver en este enlace), como Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos. También encomendó estudios en peces y análisis en la desembocadura de la Planta de Tratamiento de Efluentes Claocales.

Por lo tanto se deduce que si las tareas comenzaron el año pasado, ya hay en manos del IADO,  resultados preliminares del Programa de Monitoreo que podrían arrojar un manto de luz sobre la cuestión que se debate por estos días, relacionada con la contaminación marina. Sin embargo, el municipio no se manifestó en tal sentido  y sólo brindará la información que mañana hará pública la OPDS.

Solo Local pone a disposición de sus lectores la vista completa de las 8 hojas que componen dicho acuerdo, incluyendo sus anexos.

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Intereses Públicos e Información

El filme «El Informante», conocido como «El Dilema» en otros países y en su versión original  como «The Insider», muestra los métodos a los que apelan las multinacionales para mantener la boca callada de sus investigadores y los métodos que emplean los medios de comunicación, para ponerse a salvaguarda de futuros juicios.
El filme está basado en un caso real y es objeto de estudio de las facultades de periodismo porque muestra procesos muy complejos por los que atraviesan fuentes y periodistas:  el debate acerca del interés público de una noticia,  la necesidad de documentación periodística y los conflictos éticos que suceden dentro del equipo del programa «60 Minutos», cuando la cadena CBS decide emitir un fragmento de la entrevista a Wigand, recortado.
El productor del programa Lowel Berman, se antepone a los intereses comerciales de CBS y filtró la información a otros medios. Para el periodista la historia no termina bien: termina renunciando. Sin embargo, sentando las bases para que el científico pueda declarar en una corte de otro Estado, ni la tabacalera, ni la CBS pudieron evitar que la verdad sea develada.
Es el destino de las noticias, irremediablemente. 

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