Estamos en Argentina y pareciera que pasamos de un país de oportunidades, para miles de inmigrantes, en la época de nuestros abuelos, donde existía una cultura y un respeto al trabajo, a la entidad familiar, a fomentar la educación y proyectarse a un futuro en formación de una acogedora Nación a una Argentina quebrantada, con indigencia, falta de oportunidades, cortes de rutas y personajes que son líderes de fomentar mas indigencia y terminar con la cultura del trabajo, incentivando cortes para la obtención de dádivas para la gente y ellos engrosando cada vez más sus bolsillos. Y lo que es peor el flagelo de la inseguridad, que castiga a la gente que trabaja, la cual ya no es dueña de su propia vida, ya que la misma está en manos de los delincuentes, a los cuales los asisten en forma inmediata todos los derechos humanos. Pero ¿dónde se encuentran los derechos humanos de los que trabajan y llevan una vida normal?
Esto es parte del proyecto de gobierno llevado hoy adelante por el matrimonio K. Entonces no es extraño que suceda lo que hoy en día vivimos y lo más real de esto es que tarde o temprano afectará también a la elite política que hasta ahora al parecer gozaba de impunidad. Pero hoy vemos que ya dejó de ser así, hoy les toca de cerca y son presa de su propio accionar, ya que la delincuencia al parecer tiene mas tecnología, al punto de doblar la apuesta y hacer interferencias en los circuitos de seguridad del Estado, como lo fue la amenaza a la presidenta. Y esto es más grave de lo que uno se puede imaginar, dejando de lado un pésimo gobierno ó excelente, esto excede todos los parámetros y es producto del desgobierno hoy existente, de la falta de cultura laboral y oportunidades, en un país que ya dejó de ser acogedor para todos los habitantes. Cuando digo todos los habitantes me refiero a aquellos que a diario viven de su trabajo y son los que sostienen la pesada mochila de ser quienes tributan impositivamente para mantener miles de planes de trabajo que son los que fomentan aun más la falta de cultura laboral. De no cambiar el rumbo solo tendremos que esperar el momento de ser uno más de los tantos que pierden la vida por este flagelo llamado INSEGURIDAD.
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