(Editorial) – El municipio que se jacta de ser transparente; el gobierno provincial de Scioli, que se llena la boca hablando de todo lo que hace. Muchas palabras, pero a la hora de la verdad, ambas administraciones prefieren mantener ciertos asuntos en secreto. El encuentro entre autoridades de ABSA y funcionarios municipales con representantes de los grupos de Facebook, interesados por la crisis hídrica que atraviesa la ciudad tuvo un sabor amargo: los guardias de seguridad no permitieron el acceso de los medios de comunicación apostados en el lugar. Un guardia salió al lugar donde aguardaban los periodistas para decirles: “sólo LU2 puede pasar”, por lo que el colega de esa radio mostró su credencial y obtuvo el permiso para ingresar al interior de la Planta Patagonia, donde se desarrolló el encuentro. Pero la orden no se cumplió: el propio periodista radial, ante el reclamo de sus colegas, decidió quedarse afuera, en solidaridad con el resto.
La pregunta que surge en medio de este atropello a la libertad de comunicar, es quién dio semejante orden. La empresa Rex Publicidad, -que maneja la millonaria cuenta publicitaria que la comuna le otorga con fondos de los contribuyentes, así como la de ABSA-, debería aconsejar un poco mejor a sus clientes en materia de comunicaciones; básicamente porque en medio de una crisis, intentar mantener los ojos de la prensa lejos del foco de la noticia no es una opción. Nada de lo que suceda en ABSA puede ser privado ni secreto. La empresa es pública, administrada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires, el tema es de absoluto interés público y el periodismo es el vehículo entre las autoridades y la gente. Por lo menos, el buen periodismo.
