Inseguridad Sin Límites

(Comunicado de Prensa) – La crisis de seguridad que padecemos los argentinos es de tal magnitud, que los datos se acumulan para las estadísticas sin que los gobiernos reaccionen para frenar la ola de delincuencia en la que estamos inmersos. Muchas son las causas que van en desmedro de una política de seguridad adecuada. La crisis económica ha generado un sistema social de marginales que están sobreviviendo a través del delito sistemático y organizado. El crecimiento de la pobreza en los sectores juveniles está creando un ejército de reserva para el crimen. Esta franja no ha conocido un trabajo formal ni ha sido educado por lo que se potencia, con tal de ser alguien, en el campo del crimen. Por otro lado, la policía está seriamente cuestionada por la población tanto por su ineficiencia a la hora de actuar, como así también por su capacidad profesional para investigar ilícitos y atrapar culpables. En cuanto a la justicia, la ciudadanía percibe que es un ámbito donde los poderosos ganan los pleitos y los humildes están condenados a no recibir ninguna respuesta. Ni hablar de la clase política que defiende a la fuerza policíaca como institución pero en definitiva no tiene ningún plan.


Más allá de estas causas múltiples y convergentes, la crisis que sufrimos es tan grave que se necesita un plan rápido de intervención.
Los puntos principales a tener en cuenta son:
1. Instalar cámaras de seguridad en el microcentro, vías de acceso a la ciudad y en barrios donde se encuentre actividad delictiva.
2. Reconsiderar el patrullaje policial. El sólo incremento de recursos humanos y vehículos decididamente no alcanza. Los policías no deben estar masivamente en el microcentro sino deben patrullar toda la ciudad en tiempo y forma.
3. Aplicar la tecnología es otra de las premisas incumplidas por los políticos. Una de ellas es la de dotar todas las patrullas con sistemas informáticos para inmediatamente identificar a las personas en la vía pública. Contar al menos con dos helicópteros en Bahía Blanca ampliaría el control desde el aire, no solo en la ciudad, también en las carreteras de acceso.
4. Párrafo aparte merece el Código Penal el cual debería ser modificado y aggiornado a la actualidad, y deberíamos observar como implementan las leyes en países como EE.UU., Japón, por nombrar solo algunos.
Como conclusión, los aspectos anteriormente mencionados son solo una parte y sería beneficioso que el Foro de Seguridad en nuestra cuidad se reuniera no solamente para saber el índice de actividad criminal sino además para discutir como avanzar con un plan de seguridad y analizar con precisión, pues de seguir así en poco tiempo más, nos encontraremos con zonas liberadas. Es hora de definir una estrategia exitosa para asegurar los derechos y garantías de toda la población.
Más allá de toda consideración la necesidad y urgencia de elevar los estándares de la seguridad pública están a la vista. Si los políticos y la ciudadanía no aceptamos el desafío ahora, pensar a futuro puede ser muy tarde.

Rosario Di Paolo
anusatebahia@gmail.com

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