Piscinas Bahienses con Amebas

amebaUn estudio realizado en la Cátedra de Parasitología Clínica de la UNS reveló que el 50% de las piscinas cubiertas de Bahía Blanca contiene Amebas de Vida Libre, conocidas como AVL. Las mismas  han cobrado importancia médica debido al descubrimiento de su patogenicidad en humanos y animales. En nuestro caso, resultaron ser del género conocido como Acanthamoeba. Aunque éstas se han reportado como “flora normal” en individuos sanos, se sabe que inducen infección en individuos con enfermedades crónicas, inmunocomprometidos, con transplantes, SIDA o que reciben tratamiento con corticoesteroides. El dato apareció hoy en la Web en un informe procedente de Chubut, donde se está realizando un estudio similar. El documento original y la mención a la información sobre Bahía Blanca pueden leerse marcados en azul, en este enlace.

 

Acanthamoeba

Fue descrita por primera vez en 1930, por Sir Aldo  Castellani como un microorganismo saprófito que se desarrollaba en cultivos de levaduras de Cryptococcus paraoseus. M. Douglas incorporó a esta ameba en el género Hartmannella, como Hartmannella castellani, pero posteriormente fue reclasificada como Acanthamoeba castellani. Acanthamoeba debe su nombre a la forma aguzada de sus seudópodos que asemejan espinas (Visvesvara y Stehr-Green, 1990). Las especies descriptas hasta el momento son A. culbertsoni, A. castellani, A. hatchetti, A. healyi, A. polyphaga, A. rhysodes, A. astronyxis, A. divionensis.

Los trofozoítos y los quistes viven en el medio ambiente e ingresan al organismo por la piel y los pulmones desde donde pueden colonizar el SNC y producir EAG con muerte muy probable. La infección por Acanthamoeba sp como causante de queratitis puede ser tan severa como para ocasionar la pérdida total de la visión, por lo tanto, el diagnóstico precoz es de vital importancia y en el estudio etiológico de las queratitis se debería tener siempre presente a este agente parasitario.

Para su diagnostico, la presencia de  Acanthamoeba se puede investigar en raspado o biopsia de cornea, biopsia en caso de granulomas, secreciones pulmonares, hisopados nasofaríngeos y LCR (Nagington et al., 1974). En el medio ambiente se la puede encontrar, fundamentalmente en aguas residuales, de consumo y de recreación. Dada la extrema resistencia de sus quistes estos son de amplia distribución ambiental, incluso en zonas con temperaturas extremas.

La investigación de la presencia de AVL en aguas de recreación, es de gran importancia epidemiológica, para la prevención de esta parasitosis en usuarios de piscinas, ríos y lagos (Szenasi et al., 1998). Un estudio realizado en la Cátedra de Parasitología Clínica recientemente reveló que el 50% de las piscinas cubiertas de Bahía Blanca eran positivas para la presencia de AVL; identificadas, en todos los casos, por criterios morfológicos como pertenecientes el genero Acanthamoeba.( Visciarelli et. al., 2007).

Fue descrita por primera vez en 1930, por Sir Aldo  Castellani como un microorganismo saprófito que se desarrollaba en cultivos de levaduras de Cryptococcus paraoseus. M. Douglas incorporó a esta ameba en el género Hartmannella, como Hartmannella castellani, pero posteriormente fue reclasificada como Acanthamoeba castellani. Acanthamoeba debe su nombre a la forma aguzada de sus seudópodos que asemejan espinas (Visvesvara y Stehr-Green, 1990). Las especies descriptas hasta el momento son A. culbertsoni, A. castellani, A. hatchetti, A. healyi, A. polyphaga, A. rhysodes, A. astronyxis, A. divionensis.

Los trofozoítos y los quistes viven en el medio ambiente e ingresan al organismo por la piel y los pulmones desde donde pueden colonizar el SNC y producir EAG con muerte muy probable. La infección por Acanthamoeba sp como causante de queratitis puede ser tan severa como para ocasionar la pérdida total de la visión, por lo tanto, el diagnóstico precoz es de vital importancia y en el estudio etiológico de las queratitis se debería tener siempre presente a este agente parasitario.

Para su diagnostico, la presencia de  Acanthamoeba se puede investigar en raspado o biopsia de cornea, biopsia en caso de granulomas, secreciones pulmonares, hisopados nasofaríngeos y LCR (Nagington et al., 1974). En el medio ambiente se la puede encontrar, fundamentalmente en aguas residuales, de consumo y de recreación. Dada la extrema resistencia de sus quistes estos son de amplia distribución ambiental, incluso en zonas con temperaturas extremas.

La investigación de la presencia de AVL en aguas de recreación, es de gran importancia epidemiológica, para la prevención de esta parasitosis en usuarios de piscinas, ríos y lagos (Szenasi et al., 1998). Un estudio realizado en la Cátedra de Parasitología Clínica recientemente reveló que el 50% de las piscinas cubiertas de Bahía Blanca eran positivas para la presencia de AVL; identificadas, en todos los casos, por criterios morfológicos como pertenecientes el genero Acanthamoeba.( Visciarelli et. al., 2007).

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