(Notas de Usuarios) – Estas palabras son para mostrar cómo percibimos la realidad los hijos de alguien que perdió a un amigo y referente, víctima de un homicidio, y que pese al trabajo en mantener viva su memoria, desde hace un tiempo a esta parte, está siendo arbitrariamente acusado de encubrir el crimen que terminara con la vida del Dr. Felipe Glasman. Para quienes estén interesados en oír las dos campanas del caso; estas son las -que entendemos- principales falencias «argumentativas» que se traducen en una enorme injusticia por significar un martirio en nuestra vida cotidiana y por alejarnos cada vez más de llegar a la verdad. De todas las acusaciones, nuestro padre Jorge Palacio, y el resto de los mencionados como sospechosos; tomaron conocimiento a través de los medios de prensa, muchos de los cuales se han desempeñado como voceros de una fiscalía de peculiar proceder y que al principio, o sea hace algo más de dos años atrás, no ofrecían posibilidad alguna de derecho a réplica.
Jamás hubo un llamado a prestar declaración, cuando es bien sabido que el testimonio del imputado es vital para cumplir con la garantía de defensa en el proceso penal, al constituirlo con plena certeza en calidad de tal y permitirle que comience a articular su defensa de manera eficaz; a la par que constituye una fuente muy rica de información para quien lleva adelante una investigación penal preparatoria.
Los medios periodísticos, que si bien tienen derecho a desarrollar su tarea conforme la libertad de expresión, nunca repararon en la razonabilidad de lo difundido, al concatenar hechos disímiles y llegar a conclusiones socialmente «condenatorias», sin tener nociones claras sobre cuestiones jurídicas; principalmente el principio constitucional de inocencia, según el cual nadie es culpable de ningún delito sin antes contar con una Sentencia Judicial que le asigne dicho carácter.
¿Y por qué decimos que no hay una ilación coherente en mucho de lo que se dijo?
En primer lugar porque las conductas que tratan de encuadrarse como típicas del delito de encubrimiento, no son otras que el hecho de tener una opinión diferente a la línea investigativa sostenida por la fiscalía, y que terminara con la condena del Sr. Colman. Y en este sentido, ¿por qué constituye delito pensar en otras probabilidades fácticas sobre lo acontecido? Si en definitiva se dijo que Colman actuó en base a promesa remuneratoria, pero de las resultas del juicio en que fue condenado no surge una sola pauta valedera que lleve a dar con las personas que le efectuaron esa remuneración ni por qué motivo. Por otra parte, si en un estado de derecho es factible apelar una sentencia, y recurrir a instancias judiciales superiores, ¿cómo no va a ser posible manifestar disentimiento con la labor de un funcionario público?
Se dice también que se desplegaron maniobras para distraer y confundir a la fiscalía, y la pregunta inevitable es: ¿tan poca preparación tiene el cuerpo de fiscales, que se turba con las opiniones de los demás? ¿Son tan vulnerables, que al aporte de distintas informaciones lo consideran como intención de distorsionar?
No hubo más voluntad que la de contribuir a acelerar los tiempos de la Justicia, que son demasiado lentos, en comparación con la ansiedad por resolver lo que los seres queridos de Felipe, sentíamos ante la trágica pérdida que atravesábamos.
Y por lo visto es tal el miedo a contrastar las hipótesis de trabajo, que ni siquiera se intentó mantener una comunicación directa con las personas a las que se señalan imputadas. ¿Sera tan débil la línea de acusación que ante la menor intervención los investigados, la misma caería por su propio peso?
Es curioso también, que siendo esta una investigación, según los medios -insistimos- tan cercana a revelar la verdad; sea una pesquisa que casualmente no sigue ninguna de las fuentes de conflicto con las que el Dr. Felipe Glasman, estuvo confrontando hasta el momento de morir.
En nuestra opinión, atribuir de éste modo una autoría intelectual o un encubrimiento, es demasiado burdo, poco inteligente y pasa por alto la real importancia que tenía el Dr. Glasman como dirigente gremial. Daría la sensación de que se ha elegido la versión más light de todos los posibles escenarios resolutivos del crimen.
En este sentido, dejar deslizar como gran eje probatorio el hecho de que hubo un adelanto de haberes en dinero, que fue devuelto peso por peso, también es una falta de respeto a la seriedad y lógica que debe tener una «investigación» penal. El encomillado es porque los métodos que se aplican en éste caso cuadrarían mejor en una inquisición, dado que quien tiene poder, hizo de una premisa caprichosa una verdad absoluta y está infringiendo castigos a quienes pretende imponer una pena, para que con tal de que cese esa situación, lleguen a confesar lo que nunca sucedió.
Como dato ilustrativo podemos citar el día en que se dijo que el fiscal había encontrado un número de cuenta bancaria en la ciudad de Nueva York, cuando en realidad, era un número de teléfono de uno de los hijos de Felipe que residía allí. Esta es una imagen paradigmática de la forma en que se descifran las cosas en esta causa.
Situaciones como las mencionadas hay muchas. Por caso también se divulgó que Jorge Palacio habría vaciado los datos de la computadora personal de Felipe. Para refutar esto, hubiera bastado con una pericia psicológica orientada a evaluar sus aptitudes informáticas, hubiera sido fácil notar que posee conocimientos nulos en la materia. Sin embargo parece más fácil adjudicar hechos «claves» por medios de la prensa. De este modo, con periodistas complacientes y un acusado atado de pies y manos, no se presentan dificultades a ningún investigador, y el éxito no corre peligro de opacarse.
Volviendo a la cuestión del adelanto de haberes, acá también se repitió ciegamente y sin pensar que si se tratara de un pago por un hecho ilícito, ¿para qué se va a hacer la entrega de dinero por medio de la figura de adelanto de haberes…. y ese dinero luego va a ser devuelto en cuotas? ¿Con qué fin? ¿Para que el fiscal descubra rápido la trampa? Reiteramos: ¿no es notorio lo absurdo de este planteo hipotético?
Está probado que ese adelanto de dinero tuvo que ser pedido por causa de una estafa que a nuestra familia nos hizo una empresa constructora, y fue necesario para terminar la construcción de la única vivienda familiar, realizada en un terreno que poseemos desde el año 2000 (también comprado en cuotas). Y la justificación está en el hecho de que se le pidió la quiebra a quien fue responsable de dicha defraudación.
Otra mala intencionalidad se vio cuando los medios relataron los pormenores de la causa en la que se solicitó la quiebra, dando a entender que por eso, la culpabilidad o peligrosidad de nuestro padre era mayor. ¿Es esto ético? ¿Es lógico depositar sospechas en una persona por problemas diferentes? ¿Es justo?
Para ciertos periodistas, el hecho de que se construyera una vivienda, arquitectónicamente muy simple, vendría a erigirse en la más valiosa presunción de que existió un enriquecimiento a causa de esas maniobras distractoras. Y vaya “casualidad” que el abogado representante de la viuda de Felipe (quien es la única de los familiares de la víctima que apoya ésta investigación, que tanto se parece a un guión de novela venezolana) es el mismo que patrocina a quien niega habernos defraudado económicamente y que se encarga de colaborar con los periodistas “amigos” de la fiscalía, en la mezcla de hechos que corren por sendas separadas.
El sentido común indica, que la persona que haya participado en ese crimen, seguramente ha recibido sumas siderales de dinero, porque repetimos, la trascendencia de la figura de Felipe Glasman es mayúscula, también y con seguridad las personas claves en el desarrollo del crimen, no van a quedarse en el medio donde tuvieron lugar los hechos, haciendo su vida normal como si nada hubiera pasado. Reiteramos, tenemos la sensación de que se quiere hacer ver que las cosas tienen resolución…..pero eligiendo una interpretación, en lugar de investigar para encontrar una explicación valida de cómo se dieron las cosas en realidad.
Y con respecto a los pedidos de detención, según el código procesal penal, se trata de una medida que se pide cuando hay peligro de fuga y/o entorpecimiento en la investigación…. Si el crimen fue hace casi siete años, y si desde hace ya varios años quienes periodísticamente revisten la condición de imputados, no tienen acceso a la posibilidad de hacer aportes y defenderse, y si pese a las difamaciones y degradaciones públicas siguen en Bahía Blanca tratando de llevar una vida normal, ¿en dónde está el cumplimiento de esos dos supuestos procesales que justifican y habilitan una detención?
En la navidad pasada, ciertos medios difundieron con sorna que Jorge Palacio y otros miembros de la Asociación Médica pasarían las fiestas tras las rejas…. Sin embargo, en navidad, como durante todo este tiempo, papá estuvo con nosotros en casa… No escuchamos a nadie pidiendo disculpas ni por esa ni por ninguna otra falsa información…
Tampoco hubo quien se pusiera a pensar en el daño emocional que a los implicados y a sus familiares esto nos ocasiona. No piensan lo que nos duele esta farsa y que la angustia se hace interminable, obstaculizándonos en nuestras actividades diarias, degradándonos y haciéndonos perder la fe. Por eso, acompañamos en el sentimiento a los seres queridos de los mediáticamente imputados, sabemos lo que sienten, porque es el mismo dolor.
Nada nos va a reparar esta pena, ni nos devolverá a Felipe, tampoco habremos de respetar jamás a los inescrupulosos que nos agreden. Queda, sólo la esperanza de que no se le dé curso a este irrisorio y enfermizo modo de proceder, y finalmente queda la utopía de pretender que un conflicto jurídico-social se resuelva jurídicamente y no por los medios de comunicación.
Se dice que la única salida para superar los sufrimientos es pasando por ellos, y también que Dios no nos da una carga más pesada de la que podemos llevar… Pero ojalá que estemos llegando al final del camino, porque cuesta mucho portar una cruz tan pesada.
Disculpas si se hizo largo esto que escribimos, pero hay mucha inequidad, mucha herida sangrando y muy pocas chances de podernos defender.
Gracias a quienes nos lean.
Yanina y Leandro Palacio.
