Duelo de Ideas entre Camaristas Bahienses

Las fojas 148 y 149 del rechazo a la apelación por el ingreso de los buques regasificadores en Bahía Blanca tienen un encanto especial. Aunque no se logró el propósito de la fiscalía ni el de los vecinos y las moles terminarán regresando al muelle de Mega, una suerte de duelo intelectual entre los jueces Planes, Montezanti y Fernández puede leerse en el contenido del fallo, cuya letra, lamentablemente no se encuentra en versión digital. Todo comenzó el año pasado, con una acción de amparo y posterior medida cautelar, para concluir con la resolución de la Cámara, el 6 de noviembre de 2008, cuando los buques ya se habían ido. El fiscal Cañón, varias ONGs y vecinos pedían que se prohiba el ingreso de los buques como medida preventiva. El doctor Alcindo Alvarez Canale descartó la petición y falló a favor del ingreso. Formulada la apelación, la Cámara validó la primera sentencia, aunque con una salvedad. Hay una orden judicial en disidencia, formulada por el juez Ricardo Emilio Planes, que no encontró eco en sus pares Néstor Montezanti y Augusto Fernández. Y allí empezó todo…

Desata la polémica Planes, diciendo: “ante el riesgo que la comunidad debe soportar, se debe organizar y hacer efectivo un sistema de emergencia hospitalario. Ello se deberá realizar en el Hospital Naval de Puerto Belgrano o en el Hospital Militar del V Cuerpo de Ejército, que están cercanos, o bien en el Hospital Penna. Para ello se deberá establecer coordinadamente -en el plazo de 90 días corridos-, la organización de un sistema de emergencia hospitalario especializado en quemados, de alta complejidad, acorde a la envergadura del evento autorizado (regasificación), mientras el mismo sea realizado. Ello, en resguardo del interés general que autorizó y justificó la decisión de realizar la operatoria. Las consecuencias de una actividad reglada, no pueden ser desoídas. Lo contrario es (….) despreciar los resultados dañosos hipotéticos y si así fuera sería francamente ilegal. Porque los costos deben incluir también la prevención del daño humano y su tratamiento adecuado. En efecto, aceptar las transformaciones del posmodernismo no pueden contener cualquier precio. Porque así como se ha criticado al fundamentalismo ambientalista también se critica al salvajismo del mercado y ambas manifestaciones nos alejan de la idea de convivencia en paz, que es el verdadero norte de una comunidad jurídicmente organizada.

Hasta ahí muy bien; ya era hora que un juez deje sentado por escrito que necesitamos una unidad para quemados.

Néstor Montezanti no compartió el criterio del juez Planes, ya que, según dijo nuestra comarca configura un asentamiento de altísimo riesgo de peligro catastrófico, al cual el buque regasificador contribuye poco en agravar. Hay oleoductos que se internan en el mar, hay dos bases navales gigantescas con sus condignos polvorines, hay unidades del ejército que también los tienen, hay instalaciones de bombeo de gas, hay gasoductos, hay plantas de licuefacción de gas, hay tanques de depósito de petróleo y gas, hay refinerías petroleras, hay puertos con elevadores de granos…sin embargo, la existencia de ninguno de ellos se ha supeditado hasta ahora a la erección de un centro primario de alta complejidad para atención de quemados como (el que) propicia el colega (Planes)”.

«No digo que no sea fascinante la idea – dice Montezanti – sino que no es materia propia del juez, ya que ello llevaría al «gobierno de los jueces».

En otras palabras, Montezanti le dice a Planes que no se meta en lo que según él, no debe.

Por su parte, el juez Augusto Enrique Fernandez dijo que hacía suya la crítica hacia el “gobierno de los jueces” expresada por Montezanti. Y recordó que la Cámara, con otros jueces, prohibió el transporte de metanol desde Plaza Huincul hasta Ensenada, por medio del ferrocarril que atraviesa Bahía Blanca. Relató que luego de ese fallo, de marzo del 2002, un total de siete camiones volcaron metanol en ocasión de accidentes de ruta, hechos que detalló con fechas y lugares.

En una clara crítica a la decisión de prohibir el transporte de metanol por tren, dijo que los jueces no pueden prescindir de las consecuencias que derivan de sus sentencias. Y remató: “a veces, un poco de ignorancia, otro de incompetencia y algo de miedo, son suficientes para que las buenas gentes hagan el mal”, concepto extraído del libro “Ecofascismo», de Jorge Orduna, cuya lectura recomendó.

Analicemos la lectura que recomendó este último juez: A contrapelo del habitual discurso pro medio ambiente, el ensayista Orduna desarrolla en su libro «Ecofascismo» – sin saber pero imaginando quién lo financió -, una posición crítica sobre el rol de las organizaciones ecologistas internacionales y el peligro que implicarían para la soberanía nacional de los países emergentes.

«En la Argentina hay casi 40 millones de habitantes y una cantidad enorme de recursos, ya que cuando uno sale de Buenos Aires, se da cuenta de que la visión de un país despoblado en muchas regiones es real. Y el crecimiento poblacional nuestro es inferior a otros países de América Latina, sobre todo al de Brasil», afirma el autor.

A su juicio, en la actualidad hay una noción de la naturaleza distorsionada por medio de una propaganda sistemática que bombardea a la gente «con una imagen fabricada por Walt Disney. Parten de una imagen ingenua como la del oso panda para respaldar determinadas políticas».

«La eliminación de la fauna salvaje y el control de la selva natural son un prerrequisito de la agricultura. Esto pasó en Europa y gracias a eso no hay osos que se comen a los niños, ni escorpiones que los piquen a las puertas de un rancho -opinó-. Ellos se desarrollaron sobre esa base. Y ahora a los países del Tercer Mundo nos pasan la receta que no hay que controlar la naturaleza. Lo que dicen las organizaciones ecologistas se contradice con lo que dicen la mayoría de las asociaciones científicas, que no tienen ese presencia mediática masiva. Así nace el prejuicio de que hay que conservar todo, y que quien afecte la naturaleza está provocando un daño», subrayó Orduna.

«¿Qué sería de la Argentina si sólo fuera un gran jardín, lleno de ñandúes y guanacos paseando de un lado a otro? Yo he visto a un ecologista local consultado en la radio de cómo debemos tratar a los árboles, decir: ‘como a nuestros mayores’. Esto no es científico. Un árbol es un árbol. Esas no son categorías científicas», sostiene el autor.

En otras palabras, el juez Planes le dijo al gobierno que construya una unidad de quemados, el juez Montezanti le dijo a Planes que no se meta en lo que no le corresponde y el juez Fernández nos mandó a leer el libro Ecofascismo, aunque tras su lectura, las ideas de SoloLocal con relación a la defensa del medio ambiente no han cambiado ni un ápice.

 

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