Micros Bahienses y Matemática Reveladora

(Investigación y Análisis de Datos) – Nos dijeron que todo cambió, pero en realidad no cambió casi nada. En Bahía Blanca, el usuario del sistema de transporte de pasajeros estaba disconforme antes del traspaso y ahora también lo está. Los documentos de la CNRT demuestran que hoy la cantidad de dinero oficial en subsidios es casi la misma. y la cantidad de kilómetros recorridos también. Pero tenemos menos unidades que el año pasado. ¿No es maravillosa la matemática?

Es increíble comprobar a cuántas conclusiones podemos llegar sólamente sumando cantidades y comparándolas con otras. Algo que a la mayoría de las personas le resulta engorrosa y difícil, la matemática no es sino un poderoso instrumento que, utilizado con honestidad intelectual, puede echar un manto de claridad sobre aquello que se presenta difuso.Todo comenzó al suponer que actualmente, el Estado paga mayor cantidad de dinero en concepto de subsidios a las empresas prestatarias del servicio. Cualquier periodista podría pensar que hoy día, ese monto es mayor (dinero que pagamos todos), ya que según el discurso oficial hoy los micros recorren más cantidad de kilómetros, hay más unidades en circulación y mayores sectores urbanos cubiertos. El primer descubrimiento que la sumatoria de Excel nos arroja es que en septiembre del año pasado, las empresas recibían en concepto de subsidios, $ 1.111.109,02, repartidos entre cinco empresas. En marzo último, la suma de subsidios estatales, fue de $ 1.178.766,97; es decir, que el aumento porcentual fue de apenas el 6 %.(Ver tabla de subsidios, cuya fuente son los datos de la CNRT). Y repartidos entre tres empresas; en realidad dos, ya que sabemos, Plaza y Mayo son del mismo dueño.

Entonces el observador se pregunta, cómo es posible sostener un sistema con mayores recorridos y mayor cantidad de unidades, si el subsidio que paga el Estado es casi el mismo. Ocurre que la cantidad de kilómetros recorridos es casi la misma y la cantidad de unidades circulando hoy, es menor, tal como se demuestra en esta tabla, cuya fuente de información también son los datos proporcionados por la CNRT. Los documentos originales pueden ser consultados al final del artículo.

Por ejemplo, en recorrido urbano, el aumento es del 5,76 %, lo cual redondeando, nos lleva al mismo 6 % del aumento en subsidios. Aunque, los calculos no dan lo mismo en la variable «kilómetros urbanos» ya que si se compara lo declarado el año pasado con lo que se declaró el mes pasado, hubo una disminución de casi el 10 %. La misma tendencia negativa se observa en unidades circulando: el año pasado teníamos 177 y ahora 171, lo cual implica un decrecimiento del 3,38 %.

Esto permite explicar una extraña serie de afirmaciones, formuladas por Hugo Borelli en el HCD la semana pasada y que el diario LNP reprodujo en su edición del 9 de abril pasado, tal como se lee aquí. El funcionario, dijo por un lado, que los colectivos recorren hoy la misma cantidad de kilómetros que tenía el viejo sistema prestacional y hasta aquí, esto coincide con los números de la CNRT; pero no con su bocadillo de cierre: «Desde que el 16 de febrero último hasta la actualidad, los cambios efectuados incrementaron los recorridos en unos 300 mil kilómetros en el año».

Pues bien, la primera afirmación se condice con los documentos; la segunda no.

Es evidente que no le ha quedado claro al Poder de turno que el usuario no cuestiona el tipo de unidades, ni siquiera el costo del pasaje. Lo que se sigue cuestionando son las inexplicables frecuencias que, o son demasiado extensas con relación a las anteriores, o no se cumplen.

También se critica, y con razón, el estado de suciedad que ostentan algunas unidades, donde la tierra hace irrespirable el lapso que el usuario debe permanecer arriba del micro. A esto hay que sumar trasbordos incomprensibles, como los que tienen que soportar los vecinos del barrio Viajantes del Sur o sectores que quedan sin cobertura.

El intendente dice que este sistema se consensuó con los vecinos y esa es una realidad a medias. Lo que hizo fue consensuar con la Federación de Sociedades de Fomento, que en modo alguno es consensuar con los vecinos. Sabemos que el ente federado no necesariamente representa el sentir de los cientos de fomentistas que nutren las filas de las organizaciones. Si hubieran querido consensuar con vecinos, lo lógico hubiera sido convocar a asambleas barriales, o en su defecto a una audiencia pública, que es una herramienta legítima para convalidar documentadamente el sentir de los ciudadanos. En definitiva, de eso se trata la democracia; de escuchar al otro.

Mientras la matemática nos ayuda a ver que nos hicieron creer que todo cambió para que en realidad no cambiara casi nada, ayer circuló entre los medios de prensa un reporte mediante el cual se informaba que nuestro Sistema de Transporte Público de Pasajeros tenía las unidades más nuevas y el valor del pasaje más económico, por sobre otras ciudades importantes del país. Como si la calidad de un servicio estuviera dada por la modernidad de los coches y el valor del pasaje. Aclararé el punto de entrada: estas no son en modo alguno las únicas variables que se deben considerar a la hora de evaluar la calidad de un servicio. Son dos de ellas, pero no todas.

De nada sirve tener unidades modernas si están sucias, no llegan a horario y transportan a la gente como ganado, tal como una usuaria relató en SoloLocal. Lo que vimos con los números aportados en el informe del Centro de Estudios y Proyectos Bahienses, (que puede consultarse aquí), no es más que una de las muchas formas de utilizar a los números y/o estadísticas, para mostrar una parte acotada de la realidad, que puede llevar a conclusiones engañosas. Menos mal que la matemática está siempre a mano, maravillosamente simple y siempre dispuesta a resistir la revisión crítica, para demostrarnos que no es oro todo lo que brilla bajo el sol.

 

Los documentos originales, sobre los que se construyeron las tablas para el caso de Bahía Blanca son:

 

Cómo Funciona el Sistema de Subsidios y Compensaciones:

En Argentina la mayoría de los subsidios para las empresas de transporte se distribuyen a través del Sistema de Infraestructura de Transporte (SIT). Es un fideicomiso creado en 2001, en donde los subsidios y compensaciones surgen de un fondo fiduciario creado por el gobierno de Fernando de la Rúa para financiar obras viales, que obtiene sus recursos de una tasa aplicada al gasoil. En sus comienzos, el 80 por ciento de los recursos del fondo se destinaba a obras viales y a compensaciones a los corredores viales a través del Sistema Vial Integrado (Sisvial) y un 20 por ciento a subsidios ferroviarios vía el Sistema Ferroviario Integrado (Sifer).

El primer cambio se produjo en abril de 2002, cuando el ex presidente Eduardo Duhalde aumentó los recursos del fondo al transformar la tasa al gasoil de un monto fijo (0,05 centavos por litro) a uno variable (18,5 por ciento del precio libre de impuestos) y elevó el monto destinado a subsidios al 40 por ciento al incluir entre los beneficiarios a las empresas de colectivos y de transporte de carga creando el Sistema Integrado de Transporte Automotor (Sistau), el cual contempla en su interior los subsidios para colectivos (Sistau Pasajeros), para camiones (Sistau Cargas y Refop) y para empresas en emergencia (Sistau Emergencia).

A su vez, el Sistau integra junto al Sifer, el Sistema Integrado de Transporte Terrestre (Sitrans). La siguiente modificación la introdujo Néstor Kirchner en 2003 al incorporar al patrimonio del fondo la totalidad de los ingresos provenientes de los contratos de concesión de los corredores de la red vial nacional. Finalmente la última modificación se introdujo en marzo de 2004 cuando se elevó el monto de subsidios al 50 por ciento, al otorgar nuevas compensaciones a los concesionarios viales por la rebaja de peajes a través del flamante Sistema de Compensaciones al Transporte (Siscota). Todos los jeroglíficos conforman el Sistema Integrado de Transporte (SIT).

Nadie discutiría que el Estado tenga el rol de subvencionar a determinados servicios públicos para, que un colectivo llegue a los barrios más alejados del conurbano en horarios no redituables o algunos ramales ferroviarios sigan funcionando para garantizar el transporte dentro del país, pero el Estado aplica las mismas políticas “discrecionales” que ejecutaron los distintos secretarios de transporte que tuvieron Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde. En lugar de modificar la situación, se intensificó la ayuda a los grupos más concentrados de forma muy poco transparente porque la Secretaría de Transporte maneja de manera discrecional fondos millonarios destinados a subsidios, compensaciones y mantenimiento de infraestructura que son desconocidos por el conjunto de la opinión pública. Sumado a que tampoco existe un “verdadero control” por parte de la CNRT hacia las empresas prestadoras del servicio.

 

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