En la reciente licitación para la obra de remozamiento y puesta en valor de la Catedral y el Arzobispado, – a ejecutarse con fondos nacionales-, hay algunos ítems y cifras que llaman la atención. La intención no es introducirse en la discusión sobre si es oportuno ó no destinar $ 3.700.000 al mejoramiento de esos dos edificios, sobre lo cual se han escuchado vítores y críticas al mismo nivel en estos días. Pero sí poner la mira en otros aspectos. Primero resulta extraño que en el llamado a presentación de ofertas para la restauración del Arzobispado, que puede consultarse AQUI, se incluyan trabajos ya licitados casi en su totalidad en mayo del 2008, como se puede apreciar también AQUI. En este listado de obras incluídas hay varias, sino todas, que vuelven a aparecer en la licitación abierta el viernes pasado. Aunque con una diferencia importante: lo que diez meses atrás costaba para el Estado $ 553.380 ahora cuesta la cifra redonda (ni un centavo más ni un centavo menos, otro punto llamativo) de $ 1.000.000. En esta misma licitación sorprende también la diferencia entre este valor y los $ 698.000 que ofertó para realizar los trabajos la empresa PROBRAS S.R.L. Entre ambas cifras, hay un ahorro de nada menos que el 30,20%. Y una perlita más: PROBRAS es una de las dos firmas, la otra fue INECO, que se había presentado a la licitación de mayo del 2008 para realizar los mismos trabajos en el Arzobispado. Aunque aquella vez parece que no afinó muy bien el lápiz y quedó segunda, con un aumento del 13,54% sobre el presupuesto oficial, al ofertar $ 628.037, es decir $ 70.000 menos que lo que ofreció ahora. ¿Raro no? Pero hay más. Aunque no con la magnitud de esta rebaja, se vienen observando otras ofertas de precios con valores inferiores a los presupuestos oficiales en las licitaciones que el municipio está realizando ultimamente, salvo en las de pavimentación y repavimentación. Cuesta encontrar una licitación donde esto ocurriera desde el 2005 en adelante. Por el contrario, sobran los casos de licitaciones, no solo del municipio sino también de la Universidad Nacional del Sur, que debieron reformularse debido a los costos elevados demandados por las constructoras para hacerse cargo. Como muestra recordamos este caso de las viviendas para Villla Esperanza que puede consultarse AQUI. La reversión de la tendencia ya comenzó a notarse en febrero pasado, cuando se abrieron los sobres con las ofertas económicas para la construcción de 520 viviendas para el sindicato de Choferes de Taxis y la UOM. Las únicas dos empresas interesadas, ECOP y Andreatta, ambas de la provincia de La Pampa, ofrecieron construir las casas por menos dinero del que pide el Estado como puede verse AQUI. Para algunos bloques habitacionales ofreció menor costo una y para otros bloques, la otra. ¿Se habrán puesto de acuerdo?
En la apertura de sobres del viernes pasado, dos de las tres empresas que cotizaron para la puesta en valor de la Catedral, también cotizaron menos del presupuesto oficial. En el municipio admiten que esto no es casual y que obedece a las reformulaciones de los pliegos que realiza la Nación, la que pone el dinero en definitiva, para garantizar que las licitaciones no queden desiertas y que las obras se hagan.
De esta forma, se busca que el nivel de empleo en la construcción no siga en declive, ante el avance de la crisis económica internacional. La pregunta sin respuesta aún es si ese menor costo surge de una disminución en la calidad de los trabajos ó de los materiales a utilizar en su realización.
Si es así, ese diferencial de costo, tarde ó temprano aparecerá.
