Rehenes de la UTA

Para el secretario general de la UTA filial Bahía Blanca, Ricardo Pera, los choferes de colectivos no pueden convertirse en rehenes de los usuarios. «Eso no lo vamos a permitir», dijo el sindicalista. La afirmación fue formulada luego que vecinos de unos 20 barrios, afectados por el pésimo servicio que brindó el nuevo sistema de transporte de pasajeros, decidieran salir a la calle e impedir el paso de los micros. Sin embargo, cuando durante el 2008 desde la UTA se formulaban reclamos al municipio, el mismo dirigente avaló una huelga que dejó sin servicio a los usuarios. De esa forma, los bahienses fuimos rehenes de un sindicato. Al parecer, desde la óptica de Pera, la ciudadanía toda puede ser rehen de un gremio. Es decir, los bahienses podemos quedarnos sin servicio, aguantarnos caminar decenas de cuadras, el desembolso de dinero extra en taxis o las esperas interminables bajo el rayo del sol o en pleno invierno, cuando las heladas nos congelan los pies. Pero para la UTA la inversa no vale. Se hace necesario refrescarle la memoria a Pera ya que, si de rehenes se trata, las únicas víctimas hemos sido los ciudadanos. Y no sólo de este sector. También tuvimos que bancarnos el acumulamiento de la basura, mientras los choferes de Cliba estaban en huelga. Y la lista es larga. El derecho al pataleo es una de las herramientas que tenemos los ciudadanos para llamar la atención de quienes nos gobiernan. La otra es el voto. Pero estos son derechos de todos y no de unos pocos que reclaman sólo cuando les conviene.

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